Valentina Varas nació en Buenos
Aires (1991) y cuenta con dos libros publicados, La velocidad de una fiesta (2016) y
Volcán (2018). El escueto
prólogo de Damián Rin, acierta a describir este volumen: “con versos
encabalgados, con bellas imágenes, con un ritmo trepidante”. El tema principal
es el amor y cuenta un cierto “aire de canción pop”. Para esta generación de
escritores la referencias tecnológicas, por muy fugaces que puedan resultar,
pertenecen también al ámbito poético, el whatsapp entra en la lírica: The Modern Lover.
“Hoy maté a
mi abuela:
guardé una
foto que mandó
mi tía al
grupo de whatsapp
de mi familia
paterna,
la guardé
porque creo
que se va a
morir pronto y no
voy a poder
compartir una foto
más nueva de
ella o no voy a poder acordarme bien” (Los
chicos, mi abuela y vivir sola)
Los poemas, en general y
especialmente en la primera parte, se sitúan en un ambiente urbano y joven, con
referencias pop como Tame Impala o Lost
in Translation. Y con tendencia a una mirada desengañada y algo sórdida: “Tengo
que ordenar mi casa / tengo que ordenar mi cabeza / tengo que tener más ganas
de vivir sola / que de morirme con vos” (Alguien
vive ahí); “Si rebobino del todo / puedo sentir tu pija dura / entre mis
pierna s / el día que dijiste / que no me ibas a coger / para que tuviera una
razón para volver” (Formol).
Crónica
cotidiana, detalles, música, conversaciones, una mirada retrospectiva cuenta
cómo vive los acontecimientos: “hace 792 días que no nos tocamos / y te
permitís el cinismo de escribirme / ‘te mando un beso enorme’” (En mi mundo esto se llama violencia); “Si la literatura está / en los malos
entendidos, / ¿Cuánta literatura hay entre nosotros / si cuando hablás de ‘la
Velvet? / pienso en la Velvet Underground, / no en Velvet Goldmine?”; “quería
ponerte en un yogur con cereales, / en un tostado, en una plantilla de excel” (Un fuerte en el living).
De todas las cosas que nunca entendí siempre
vas a ser mi favorita es un poema-lista, eje central de este poemario. El
núcleo del yo poético alrededor del cual la poesía y la vida se entrelazan: “no
sé cómo me las ingenio / para convertir todo en metáfora” (Todavía estás a tiempo);“terrorismo sos vos / y soy yo / todos los
días / pero también soy / la nueva religión / de todos tus amigos / y un plato
volador/ que estalla en el aire / cuando nadie lo ve” (Como dos torres que no se tocan pero explotan juntas).
No podemos
dejar de advertir la agresividad soterrada, un descreimiento (“Creo en dios
como creo tener / un gatorade en la heladera”, Sistemas de fe), la ira que se trasluce entre los versos: “Si
pudiera me decapitaría y mandaría / mi cabeza y mis ojos y todo lo que queda /
arriba del cuello de viaje y el resto / de mi cuerpo se quedaría / cuidando del
rancho, / y durmiendo; / así sí podría descansar”.
Volcán, es el segundo libro recogido en
este volumen. El recuerdo, la memoria sirve de nexo de unión a la colección de
poemas: “A los 25 nos drogábamos / todo el tiempo comprábamos merca, / teníamos
plata para eso / pero no para otros proyectos. /…/ Después decidimos parar /
por vergüenza más que por salud” (Farmacocinética
de un recuerdo). Continúa el sentimiento negativo y airado, “La destrucción
total / también es una forma de magia: / había algo y ahora no hay nada” (Todo riesgo), la conciencia de falta de
salidas y de coherencia (Es difícil ser
feminista y estar enamorada). La segunda parte, Dragón: “Este libro cuenta cómo / nos empezamos a despedir / el día
que nos conocimos. // Cuando lo lean mis amigos / me explicarán que confundí /
anhelo con amor” (Spoiler).
A
partir de la reconstrucción de recuerdos, aparece el magma de los afectos, el
amor, la pareja y sus contradicciones: “Nosotros tampoco tenemos / un gran
patrimonio: recuerdos / de la semana perfecta / y helado a las dos de la mañana
/…./ buenos aires, cómplice, / simulaba estar vacía, / todavía a oscuras / cayó
una intimidad / total y efímera / sobre la ciudad, / no; sobre nosotros” (Noche-noche). Sobre todo las
contradicciones: “Tal vez uno se enamora del que comparte / los mismos vicios o
desprolijidades /…/ O no, pero es un gran alivio poder / desnudar nuestros
hábitos sin miedo, / los poros dilatados de la personalidad: / hacer con otro
las cosas que hacemos / cuando nadie nos ve” (Amor indoor); “Hay algo en mí que hace que te guste y hasta que me
quieras / un poco, pero no lo suficiente para quedarte conmigo / toda la
estación, todas las estaciones, todo el año / y otros después” (Dadas las circunstancias). El pasado
compartido quizás sea el nexo de unión más poderoso, más que la intimidad y las
complicidades, el deseo y los hábitos: “Solo quedan los ácaros / en los libros
usados / que compramos juntos” (Resiliencia).
En Es imposible mirar directamente el sol pero
está bueno aparece una confesión con la que comprendemos el punto de
partida, la visión del poeta: “Mi padre me dijo que ahora / prefiero la
soledad, respondí que / es autonomía y que / me acompañó toda mi vida” (Borrenada).
Se añaden
varios poemas inéditos en los que la marcada personalidad poética de Valentina
Varas se afianza, son poemas en los que el paso a la madurez permite hacerse
preguntas y empezar con las respuestas, aunque no con las certezas: “Hace
exactamente un año / ¿era más o menos feliz que ahora? Me importan cosas que
ahora no me importan y no me importaban / causas que ahora me mueven /
conmueven, en el orden inverso” (Recurso
de amparo / el privilegio de preguntarme); “La soledad se manifiesta / en
la alacena de la cocina / o en una pilita de polvo / en un rincón del baño /
frío / quieto / que no recibe visitas. // Los museos siempre están impecables”
(La aspiradora viene con un accesorio
para eso).
Como en la vieja canción de Crosby,
Stills, Nash & Young, love the one
you're with:
“Si el único
chico que puedo gustarme
es el que se
acuesta al lado mío
a escucha la
música que nos guste,
sé que puedo
convertirme
hoy en mi
cita ideal.” (Un GPS usa la teoría de la
relatividad para igualar el tiempo y calibrar distancias)
No hay comentarios:
Publicar un comentario