La barcelonesa Tulia Guisado es
licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona con un
postgrado “Crítica literaria en la prensa” en la Universidad Pompeu Fabra. Ha
continuado sus estudios con el doctorado y un máster de “Cultura Histórica y
Comunicación” en la Facultad de Historia de la misma universidad. En 2015 publicó
su primer libro, el estremecedor 37´6
(Legados) que luego tuvo su continuación en Caníbal
(Ya lo dijo Casimiro Parker, 2017) y Estudio
sobre noviembre (Huerga y Fierro, 2018). En este caso y bajo la cuidadosa
mirada de Gabriel Viñals y acompañado de su arte efímero, Tulia Guisado da un
paso más allá.
De
nuevo asistimos a la utilización del yo personal como punto de partida para el
yo poético, pero, en esta ocasión tenemos un acontecimiento gozoso: “He tenido
un hijo, / he tenido ciertos /…/ Un hijo me ha ofrecido su cuerpo. / Yo el mío
a él. Cruel. / Me despedaza”. Aun así, la poesía de Tulia Guisado sigue
desgarrando tanto por el contenido de lo que se relata entre sus versos como
por el punto de vista poético que hace uso: “Todo me sepulta. / Contra nada
lucho”.
Helios, el Sol, habla de su
propio hijo dentro de la vorágine de sentimientos y las contradicciones de la
maternidad “Estoy aprendiendo a amar. / Yo ya sabía amar. / Estoy aprendiendo a
amar”. Sobre todo este es un libro de amor, un acto de amor: “Descubro el
sonido del mar / y eres tú / respirando / ya no puedo pensar en el océano / sin
miedo a ahogarme”. En el volumen van a convivir los sentimientos de alegría y de
esperanza, se acogerán los miedos y la sensación existencial del ciclo de la
vida.
La
poesía de Tulia Guisado siempre trasciende lo anecdótico, trasciente lo
meramente confesional para alcanzar al lector. La ambivalencia vertebra Helios
desde el horizonte temporal del presente hacia el futuro: “Tú vibras como un
amanecer. / Yo / tiemblo / como la noche”. Siempre ha sido la autenticidad uno
de los rasgos característicos, cuando aborda el dolor, cuando se recrea en los
recuerdos o cuando se marca la incertidumbre del futuro.
Helios es un poemario escrito en primera
persona pero, en esta ocasión, ha tenido un interlocutor de quien, como los
lectores, tampoco espera respuesta. Tulia Guisado ahora puede hablar en primera
persona del plural: “Evitar el vocablo hijo
/ y nombrarte en cada palabra / con cada nombre, o verbo, / o sonido impuesto.
/ Hijo, tenemos miedo”. El
maravilloso miedo que cantaba Gianna Nannini.
La
poeta siente que se replantea la identidad propia: “Eres yo sin mí”; “¿Qué
estás haciendo de mí?”; “Esta metamorfosis del duelo / por la ganancia. /
Perder quien era sin ti. / Ganar quien soy contigo. / ¿Quién soy? / Contigo.
Soy”; “Me habitas. / No sé quién soy”. Este es uno de los temas básicos de su
poesía, que se replantea una constante interrogación sobre la propia identidad.
De esta solo aparece con claridad la fragilidad de la que se hace gala: “Yo sí
atravieso el aire / porque te escondería de todos. / Te mostraría a todos. /
Así, como un triunfo. / La creación más perfecta. / Mi fragilidad /…/ Sé.
Helios. Sé tú. Sé”. Ahora la solución a esa cuestión interior está en la
sobrecogedora conciencia de la maternidad; “Estoy desconocida. / He tenido un hijo. / Está vivo”
La
poesía es, a menudo, una forma de resistencia. Desde 37’6o Tulia Guisado se ha enfrentado a un pasado
devastador que ha mantenido su sombra. A partir de Helios, la resistencia se plantea como un programa de actuación, “Yo
solo quería algo / que me sujetas al suelo”. La preocupación por la enfermedad,
por la muerte, por el sufrimiento tiene ahora una ramificación y una
alternativa (“Ese instante de la risa: / el hogar de los fragmentos”) mucho más
efectiva, porque, “ninguna palabra / repetida, / por repetida, / sana”.
Es
un viaje con un punto de partida, a menudo demorado, que inicia la aventura, “Me
llevas / a un lugar / del que no sé / si sabré / –querré– / volver”. Sin
embargo, siempre será una travesía acompañada, una travesía de dentro hacia
afuera, y del lugar hacia el futuro: “… Me duele donde tú no puedes / estar,
dentro de mí, ya. Ya no más. Dentro no / puedes. Por eso te muerdo, me alimento
de ti / como Saturno, sonriente”.
Tulia
Guisado nos vuelve a sobrecoger con unos versos ahora, eso sí, más
esperanzadores y luminosos, como no podía ser de otra manera. Un ejemplar único
en todos los sentidos.
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