miércoles, 9 de diciembre de 2020

Reseña de Miguel Catalán: ‘La traición. Seudología XII’. Editorial Verbum. 2020

La traición: Seudología XII: 1 (Verbum Menor): Amazon.es: Catalán, Miguel:  Libros

Aunque fuera solo en el mundo digital, tuve la inmensa suerte de tratar a Miguel Catalán tras muchos años de conocer su obra que tan cercana está al estudio del secreto que ocupó mi tesis. Tuve también el privilegio de entrevistarlo para luego sentir demasiado pronto su pérdida. Este volumen, por esta causa, es póstumo, y está prevista la publicación de La mentira benéfica. Todos pertenecen a un magno proyecto, la Seudología, un extenso tratado sobre cómo los hombres se mienten, mienten a los dioses y mienten a sí mismos desde su primer volumen, El prestigio de la lejanía, en 2004, reeditado en 2014. Además de este hercúleo ensayo, Miguel Catalán practicó con buen hacer el aforismo, lugar donde se aprecia mejor y más claramente el talante un tanto socarrón y el buen sentido del humor que tenía. También entre estas páginas lo podemos intuir. Tuvo el reconocimiento con los premios a sus ensayos, el Juan Gil-Albert y Alfons El Magnànim, Juan Andrés o el premio de la Crítica valenciana.

La traición es una forma de mentira especialmente lesiva por cuanto destruye una relación de confianza previamente sustentada. Cualquier mentira ataca la confianza, la traición ahonda más en el daño, pues no son solo las consecuencias que la mentira pueda acarrear, sobre todo es la sensación que afecta a la persona traicionada. La traición es el engaño que más hiere, porque, además de las desventajas que nos acarrea cualquier mentira, la traición, además, afecta a alguien que nos es muy cercano, muy relevante, a un yo individual o a un nosotros, como la nación. La mentira puede servir como cohesión social, como ya Miguel Catalán nos había enseñado siguiendo la estela de Simmel, la traición es la ruptura de esa socialidad.

Miguel Catalán, con la sabiduría de la que hace gala, escoge con tino algunos ejemplos especialmente significativos. De la traición a la patria, reflexiona sobre los casos de Snowden o Assange en Wikileaks en los que entra en conflicto un bien mayor con la defensa de la patria. Hablamos de una traición social. Otros grandes traidores pudieron ser Bruto y César para la República, y, por supuesto, Judas, el apóstol que debió traicionar a Jesús. A efectos narrativos, la figura de Judas, el traidor, es muy significativa, porque sin él no hubiera podido realizarse la voluntad divina de redimir la humanidad. En cambio, significa la traición en estado puro. No puede haber mejor figura para analizar, como hace el autor, ejemplo del humanismo de mejor tradición, la que une la Antigüedad clásica con la herencia judeocristiana, sin dejar de lado otras influencias orientales y occidentales. Uno de los grandes aciertos de la obra de Miguel Catalán es precisamente el tino con el que escoge los ejemplos. Pueden pertenecer a la historia sagrada, al mundo clásico, a lo más cotidiano, a la política y la cultura actuales, como la relación de Cela y Umbral.

Siempre ha hecho gala el autor de una claridad expositiva, no como la cortesía condescendiente que proponía Ortega, sino como la destilación cuidadosa del lenguaje que debe ser, ante todo, comunicación y, por supuesto, estilo. Personalmente quedo a la espera de continuar con la exploración de la Seudología en el resto de volúmenes.

 

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