sábado, 21 de enero de 2023

Reseña de Sandra Bruno: ‘La piel incierta’. Círculo Rojo, 2021

 LA PIEL INCIERTA | SANDRA BRUNO | Casa del Libro


Ópera prima de Sandra Bruno, que nació en Francia y es licenciada en empresariales. Es un poemario en el que ya encontramos algunos aciertos poéticos que hacen presagiar la trayectoria que ya se está viendo confirmada. Está dividido en tres partes. En la primera, el paso del tiempo cobra protagonismo tomando la voz de algunos objetos que rememoran un pasado que acaba por definir la voz que está detrás de las palabras. Es un “ayer mutilado” en el que la sospecha de la pérdida de una parte importante de los recuerdos no merma la esencia básica que se desarrolla en el poema.

La confrontación entre el hoy y el ayer se ejemplifica con claridad en El reloj: “Más el reloj se debe a la exactitud / del presente de nuestros días sin luz”. El piano De igual forma, son los sentidos los que cobran vida a través de El piano (“Las notas de los misereres / han encendido las velas de vigilia”) y de otros pequeños recuerdos: “El agua se despide vestido de luz sube / una flor marchita que jamás resucitará, / más dejó resquicio de su perfume / en los bolsillos del nuevo traje del mañana” (El despido del ayer); “Talar lo bonito es pasar de página / cuando no caben más líneas en el presente” (Carmín y chocolate).

Los poemas presentan un variado tono y ejecución sirviendo de escenario para que Sandra Bruno se centre en la propia labor poética en la segunda parte, Entre palabras: “Con la pluma no se escribe, / se desnudan misterios; / no se forman frases, / se construyen mundos / de fantasía y de barro” (La pluma). Se entreteje el primer leitmotiv del paso del tiempo como en el lema de palabra en el tiempo machadiano: “Si los recuerdos se cuentan en sílabas / de una melodía familiar con olor a nubes, / entonces la vida es música hilada sobre lo nunca dicho por las palabras mudas” (Las notas del silencio). Un tono elegíaco perdura en la poesía de este La piel incierta: “En ese rincón de vida que acunan dos sombras / florean las palabras más viscerales jamás dichas (Bajo la sombra de la luna de fresa).

Despertar es el acertado título para la última sección del poemario que aprovecha la metáfora biológica para redundar en la posibilidad de superar un pasado que ha sido herida y ahora es cicatriz, pero vida: “En los naipes de las mariposas libres / siempre aparece un comodín extravagante” (El milagro de la vida). El recuerdo del dolor está ahí (“El hechizo queda a dos metros de distancia / que separa mis ganas de mi prudencia”, A metros de distancia), pero la poeta se lanza con voluntad firme hacia el disfrute de la vida: “¡Que despeguen las alas brancas de los balcones / y me arranquen el dolor de sus macetas huérfanas” (Las alas de los balcones). Como un vago recuerdo, quedará atrás el pasado: “Y daremos coletazos a los sueños profundos / que nos hacían volar en blanco y negro” (Cuando se nos acabe el sol). Bienvenido al futuro vital y vitalista para esta poeta.

 

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