Segundo poemario de Sandra Bruno y es reseñable la madurez poética que alcanza. Un tema arriesgado, temático y con muchas aristas, una forma nueva de entender la especie humana como una metáfora existencial: “Nosotros, los humanos, / hemos mutado sin pedirlo a otra especie sin piel, / con los huesos empapados en incertidumbre / y los ojos llenos de presente ahogado / en un lago de proteicas condiciones” (Humanos sin piel).
Despojando a los humanos de sus particularidades, comienza por Sin piel: “No siempre la tragedia ocurre en cerros umbríos; / a veces se manifiesta añiles revueltos / entre olas coléricas llevados por su pasión” (Avalanchas de espuma). La primera parte es una declaración de deconstrucción: “En un cuarto de baño se concentra / todas las partículas de caricias / y las burbujas de cabio / que se esconden tras cada hueco / abandonado en simulacros de silencio” (Cuarto de baño); “Debajo del río de oro que traspasa mis cortinas / descubro una piel, mi piel, una piel inexistente, / traslúcida como el agua del río entre colinas / que acuna palabras de amor en papel transparente” (Piel inexistente). El proceso descrito va más allá de lo meramente material, incluye los elementos de la memoria y la sensibilidad: “Se ha alargado el invierno sin permiso, / ladrón de belleza y de su perfume, / ogro que devora sin escrúpulos / los frutos de una época que no le pertenece” (El cerezo); “Donde no hay foto no hay recuerdo, / ni mármol para esculpir los pliegues insumisos del pasado” (Posos del pasado).
Sandra Bruno va ahondando precisamente en esa memoria que tanto nos define: “Se avecinan días sin calor y noches sin hogueras, / las estrellas se están apagando en nuestra soledad / El mundo ha vuelto a su esencia pura y descarnadas / en esos pasillos caliginosos de viaje de ida sin vuelta” (Desolación). Dedicado a las víctimas de la pandemia, el poema Emoción, condensa esa intención: “Me cuentas, me comentas / que dicen por ahí que nadie es más, / que más es uno multiplicado por el universo / de las que tienen alma, / de los que lloran en silencio, / de los que nunca sin nada a cambio, / de los que dan sin fondo, / de los que llaman: / humanos”.
La transformación de los humanos, sección Crisálida, incluye numerosas citas de José Hierro, Cernuda, Ángel González, Josep M. Rodríguez, Brines, Emilio Prados, Rosalía de Castro, Aleixandre. Son poemas donde el lirismo es más intenso: “De verme así, los alisios se han quedado sin aliento” (Verano sin aliento); “los besos mudos se han despedido del verano” (Los besos mudos); “Marcharse para pocas a su hora / el reloj atrasado de la alegría” (Marcharse). Llena de apelación a los sentidos, se recrea en lo oceánico: “El olor a mar lo llena todo, / no se pinta ni se dibuja” (Olor a mar); “Hacia el límite imposible del mar con el cielo / se funde nuestra vista de pájaros asustados, / con los oídos presos de altavoces redentores / que nos avisan que los tiempos han cambiado” (Geometría de playas). Un mar literal, simbólico y como metáfora: “Ahora están tan lejos de mí como esos instantes / en los que te miraba fijamente a los ojos” (Mar de instantes).
Por último, Sombra sin alas, va adentrándose en lo que no está presente, los Fantasmas (“Fantasmas del presente se pasean en nuestra calle, / no tienen cara, ni sonríen / solo miran desde adentro con faros de luz incandescente / los restos de alquitrán que corren por su sangre”), la ausencia (“La arena ya no me pertenece”; “El beso que no te di, te lo devolveré / mejor hecho, más redondo, en un paquete”, El beso que no te di). Son los poemas que ponen de relieve este proyecto de Humanosis: “Quizás no te hayas dado cuenta… / pero el ser humano ha mutado / de piel, boca, mano / y estirpe” (No solo); “De nosotros, los humanos, quedan rescoldos / de lo que fue nuestra esencia / entre lágrimas cristalizada / donde yace, presos, los fantasmas / de una generación tatuada / con la sangre fresca de su asombro” (Tatuaje)
“Mas albergo esperanza en alcanzar
otros bellos horizontes, otras sales
en esta extraña mutación nuestra
hacia lo borroso, nuestra antítesis:
humanosis”
Un documento que atestigüe el ser humano como enfermedad y la enfermedad que asoma al ser humano al que se urge a mutar, no siempre con la certeza de que sea para mariposa.
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