Si La brisa y la lava, va a ser la teoría, aquí tenemos la práctica,
el desarrollo empírico de la ciencia del aforismo en las palabras de Carmen
Canet. En este hermoso volumen los aforismos están agrupados por temas, Paisajes de vida, Paseos con amor, Pasos cortos
y Paisajes con arte. Además de gozar
de una sabiduría admirable, los aforismos de Carmen Canet están dotados de una
intensa cualidad poética y están llenos de recursos expresivos.Sabiamente utiliza las
aliteraciones y no teme a los juegos de palabras: “El olvido actúa solo unas
veces, otras tiene compañeros de reparto”; “A cierta edad ya no se siente, se
resiente y se consiente más en todo”; “Vivir es exponerse. Sobrevivir es
sobreexponerse”; “El aforismo es un diminutivo aumentativo”. Tampoco abusa,
como otros aforismos de las contradicciones y las paradojas como recurso: “Hay
soledades pobladas de malas compañías”; “Trata de hacer felices a los demás
genera infelicidad”; “Para recordar quién eres es necesario olvidar lo que
otros dijeron que eras”; “Las personas
que se aman a sí mismas no aman a cualquiera”; “Las canciones o poemas que se
escapaban con otros duran más que su compañía”; “Las clases se adquieren, la
clase es innata”; “El sentido de la vida es justo darle sentido”; “La vida sin
riesgos es arriesgada”.
Carmen
Canet consigue la complicidad con el lector, a veces, a través de citas, como a
Lope: “Dicen que el embarazo es un estado natural. Yo no digo que no, pero quien lo probó lo sabe”. Otras veces dando
ejemplo de cotidianeidad, un sonrío
porque es verdad: “Divertimiento: aquella generación que jugaba a acerar
anuncios, sobre todo en el cien” o cuando resulta pretendidamente superficial:
“Cuando la vida se empinaba y todo iba cuesta arriba, se le ponían los tacones
de punta”; “Menos tú, todo está en internet” y complementariamente, también sabe
jugar con el lector dándoles la vuelta a las frases hechas: “Bebía para no
olvidar”. El sentido del humor es una cualidad muy apreciada entre estas
sentencias: “Necesitamos testigos en la vida para no pasar inadvertidos”. Pura
estirpe de Oscar Wilde.
La
palabra poética, que no la greguería en este caso, tiene un hueco importante
entre los aforismos de Carmen Canet: “El miedo tiene un color gris oscuro y
huele a óxido. La duda es violeta ceniza con sabor a tierra mohosa. La tristeza
es transparente y no se oye cuando se acerca”; “Todo pensamiento cubre su
propio paisaje”; “Esas esquinas de la memoria”. Utiliza el vocabulario
específico de la escritura como metáfora vital: “Estamos hechos de paradojas,
paralelismos y equívocos”; “La poesía es la lucidez de un ejercicio medido y
desmedido”; “Dicen que se escribe como se ama, entonces los aforistas aman
intensamente con ironía”; “El vicio de tener siempre cerca una libreta y un
bolígrafo. Es como un asidero para poder descargar historias”; “Las personas
perfectas, como los verbos perfectos, siempre están en pasado”; “Es preferible
que la vida no tenga rima y sus versos sean libres”.
El
riesgo de comentar un libro de aforismos es siempre superar la tentación de ir
relatando y compartiendo los mejores aforismos como quien corre a repetir una
ocurrencia, un chiste irresistible con los demás. El ingenio, la sensibilidad y
la sensatez, la belleza y el humor de los aforismos de Carmen Canet empujan con
fuerza hacia ese riesgo.
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