No podemos negar que Jesús
Barroso utiliza una mirada costumbrista: especialmente recordado por el uso de
la rima asonante en algunos de los versos, donde se rastrean ecos de poesías de
otros tiempos: (Nombres propios), sin
atarse a estrofas definidas (Toda la
noche se oyeron tirar cohetes); o transfigurando el soneto: “Cansados de
vivir siempre lo mismo, / con la misma certeza de la huida, / un camino
desierto y sin salida / que conduce sin tregua al abismo”. Intenta imitar
modelos clásicos: “De fuego y bronce bruñido tu cuerpo” (Lo que está por venir y lo que ha huido).
En esta línea podemos apreciar
el recurso a elementos tradicionales, leña de olivo, toques de campana llamando
a misa… (Aquella casa); o la
evocación de los recuerdos: la librería de los años 70 que cerró con la crisis
de El hombre rebelde. Incluso
podríamos ver un homenaje a Javier Krahe (Para
que el fracaso no se suba a la cabeza).
En cuanto a los temas, es lógico
que el paso del tiempo cobre protagonismo como escenario para le experiencia
personal: “Las rutas se han vuelto imposibles, / el viento del norte está
borrando los caminos / hasta convertirlos en sendas inciertas. / La nieve lo
cubre todo. // Este hombre que os habla / es ya una completa ruina” (Ahora es difícil el regreso); “Caminos
del silencio al olvido, / anhelando el temblor que ahora no tengo, / por la luz
tan dudosa de esta tarde. // No tenemos certeza en lo vivido, / y atizamos la
llama del recuerdo / con la misma mentira en la que arde” (II); “La vejez llega” (¿Para
qué tanto desvelo?) . También inevitables los versos dedicados a la
escritura: “La guardia segura del poema / es hoy casa deshabitada y fría” (Poesía III).
Es una poesía en la que se
oculta el dolor y el sufrimiento: “nos lavamos los ojos a conciencia, / para
que el agua limpie la tristeza, / el barro y el dolor de tanta ausencia” (Lo que está por venir y lo que ha huido);
“Desde el error y la derrota / aguardo intacta tu presencia / para de nuevo
salvarme” (En la rivera de la noche).
Y se advierte más claramente en la segunda parte, Y Fuga: “Dicen que también el diablo escribe / en los renglones
torcidos de dios” (Refugiados).
“Enfrentarse
cada día
a
lo que cuenta el espejo,
también
a lo que esconde,
a lo que hay detrás” (Enfrentarse
cada día)
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