Lluïsa Lladó nació en Palma de Mallorca en 1971. Su formación parte de Técnico Superior de Diseño y Artes Plásticas y de Revestimientos y Pavimentos Cerámicos. Ha publicado los poemarios: Azul-lejos (Parnass, 2013); El bosque turquesa (Torremozas, 2014); La marquesa de seda (Unaria Ediciones, 2015); El arca de Wislawa (Torremozas, 2017) y La complejidad de Electra (Torremozas, 2020) y Etiqueta roja (Loto Azul, 2023). El arca de Wislawa es una obra homenaje a Wislawa Szymborska, a partir de su poesía, Lluïsa Lladó arma un poemario aprovechando un lenguaje directo, accesible y evocador en el que la figura de la premio nobel sirve como punto de partida y como metáfora además de cómo homenaje.
Un lenguaje coloquial, asuntos de la vida cotidiana exploran la belleza y el significado de lo más evidente, que es precisamente lo que se escapa a la percepción, por lo común y mundano: “Ir de un lugar a otro como un insecto / que huye / de la luz / y busca el confort del ruido / del motor de la nevera” (Soberanía); “La casa apestaba a soledad, / ahora desprende olor a lomo de gato” (Bandeja de entrada). Los detalles elegidos como motivos, las imágenes vívidas y precisas están muy relacionadas con una especie de cuaderno de viajes, que evoca no solo el paisaje lejano sino, en cierto modo, la presencia del paisaje propio: “Nunca sentí la necesidad tan fuerte de pertenencia / a esa capital de pérdida; / querer formar parte de su tierra, / morar con el origen de la vida, era vida, / y con la lengua cortada no osaba hablar / a la belleza”(¿Quién recitará un poema delante de mi tumba?).
Sin embargo, atisbamos más allá de las simples anécdotas, una reflexión filosófica. La cuidada sencillez de los poemas contienen profundas reflexiones sobre temas como el paso del tiempo, la mortalidad, la naturaleza del amor y la existencia humana. “He venido a lamer la sabiduría, / al eco, a los caballos con cascabeles / y rotonda apellidadas en su lengua droga /…/ He venido, mejor difamada, / no en busca del amor” (Chica lista con el corazón de patata);“La incongruencia, / haber estado enredados sin ropa, / escasa una tregua” (Cachemira y mohair). El labanico de referencias literarias y extraliterarias es amplio( “Sin hijos. / Somos tus adoptivos para llevar el verso / que predijo Casandra. // Te giraste a la huida de Lot / y prendí, madura o abuela, / del hilo de un jersey del Yeti / que ahora sirve hamburguesas en Oslo”, El origen).
La ironía y humor unida a la perspicacia crítica son características celebradas de la obra de Szmborska. Esa misma frescura la asume Lluïsa Lladó en el tono de los poemas, le otorga ligereza a unos poemas con contenido profundo y, a veces doliente: “Si puedo sentir dolor, / también, / ya puedo amar” (Bandeja de entrada); “El arte es pecado. / Y yo iré al infierno” (Cuaderno de Wislawa); “Niño, ¿a cuánto tienes la esperanza? / ¿Qué la humanidad sea consciente del cataclismo / y la ausencia creada por los mitos?” (Cosmos).
La conexión Szymborska se explicita como un tema recurrente a lo largo del poemario: “––Luisa, tú viviste en otra vida / en Polonia. // Estás conectada a Wislawa” (Bitácora de Pallará); “Polonia tiene el don del oportunismo, / el pasillo de un restaurante asiático / con entrada al bulevar / y a la salida de los callejones”; “Wislawa me dio la mano / para que no me perdiera /…/ Qué pena cuando un animal se extermina. / La decadencia del cabaré / y sus artes marciales” (Cuaderno de Wislawa); “En la visita de la cuna de Wislawa, / sentí una fuerza poética; / una energía tan poderosa / que mi tez se quedó sin pecas y mi pelo, albino. /…/ La conexión ha conducido hacia mi interior. / El reencuentro. El renacimiento. La profecía” (La conexión Wislawa). Es especialmente relevante en cuanto a la imagen del cajón, símbolo adoptado por ambas poetas como sugestivo memento: “Wislawa amaba el cajón sobre todas las cosas /…/ Visionaria creó espacio / para el mundo onírico” (Ave cajón); “Qué contiene la conversación / a cien mil pies de altura / antes de ser semilla fecundada / contra la tierra” (El cajón); “Wislawa, ahora entiendo la sublimación del cajón. /…/ Es el sentido único de la humanidad. / El hombre metido / en hospitales, en escuelas, en cárceles, en cementerios. / Igual que herramientas, fuentes s o tesoros”.
Lluïsa Lladó sella el homenaje con una conclusión que es una reivindicación dela literatura, de los paisajes, de la vida que todo lo contiene: “Pero, de lo narrado, / solo podrá salvarse / del desastre, un libro. // Después se anegará todo, / los polos serán planos. / Los cuerpos flotarán / con la parsimonia de las flores / igual que lo hacen en los ríos de la Garam Masula / y repoblarán. / El ala. / La garra / y la semilla. // El Arca de Wislawa / Syzymborska”.
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