domingo, 16 de junio de 2024

Reseña de Juan Bello Sánchez: ‘Remedios caseros’. Sonámbulos Ediciones. 2024

 remedios caseros


Juan Bello Sánchez, además de poeta, es maestro de Educación Primaria. Lleva publicados El futuro es un bosque que ya ardió en alguna parte (La Bella Varsovia, 2011), Talk about the blues (Origami, 2014), Todas las fiestas de mañana (Pre-Textos, 2014), Cuatro canciones (Ártese quien pueda Ediciones, 2015), Nada extraordinario (Pre-Textos, 2016), Motel Memoria (Valparaíso Ediciones, 2017), Mi tiempo perdido (Ediciones de la Isla de Siltolá, 2018), Reliquias (Tulipa Editora, 2020), Todos hablando al mismo tiempo (MacLein & Parker, 2021),  Una oscuridad (Ediciones Liliputienses, 2022), Separación (RIL Editores 2023). También el cuaderno Casa (Tulipa Editora, 2018).

En esta nueva entrega, Juan Bello Sánchez nos hace un homenaje a las cualidades sanadoras de la memoria, de los recuerdos de la infancia, el santuario que es el hogar familiar, porque los remedios caseros no son solo los que no compramos en farmacias, sino que en sí mismos son remedios lo que proviene de esa casa casi mítica. La referencia a la memoria está desde los primeros poemas, como Satisfacción (“Memorizo los cuerpos perfectos”) o Calcetín (“A la gente se le mueren las plantas, / se le mueren los animales de compañía. / Se preguntan por qué. / La ropa necesita atención. / También las plantas. / También la memoria”). Es la atención que pregona la que vamos a tener en estas páginas.

El poeta rememora un tiempo que no por ser pasado sea mejor, sino que no es posible la cura sin la identidad y esa radica (de raíz) en la infancia: “Necesitábamos certezas. / La vida era algo que ocurría a nuestro alrededor, / sin tocarnos. /…/ La casa era el refugio. / Fuera de la casa, / el mundo se retorcía, se estiraba. / ¿Por qué quisimos salir? // No quisimos, fuimos arrojados” (La infancia). Aunque vayan teniendo su lugar varios de los personajes de la infancia, la figura de la madre es rotunda, esencial.

De cualquier forma, el poeta es consciente de las trampas del recuerdo: “La memoria no puede estar segura del todo, / pero se esfuerza por completar el relato. /…/ Así trabaja la memoria: /los dolores del pasado se sienten en el presente” (Moras). A pesar de todo, nos manejamos con estos elementos conjugados y reconstruidos con el paso del tiempo por una razón, y esta es, como dice en Diciembre: “El miedo a perder / es lo que hace que sigamos alerta, / deleitándonos ante la luz / del día que termina”. Incluso, “Dábamos gracias / porque el pasado se mantuviese intacto / porque el futuro coincidiese con nuestras expectativas” (Santos). Este es, sin duda, uno de los temas básicos que se integran en Remedios caseros, el papel del lenguaje en la creación y recreación de la memoria: “Escuchar es ponerle nombre a un vacío, / es cambiar lo que se dice por lo que se ve” (Santos); “Aunque tenemos la memoria / no sabemos cómo utilizarla” (Pleno invierno).

Otros son el tiempo que pasa sin darnos cuenta, el necesario perdón y la necesidad de que, aunque no llegue el olvido, se asimilen en su lugar los lugares y las emociones: “Paseo y ocupo sitios / que han sido desocupados para mí /…/ El pasado es una casa con la puerta despintada /…/ ¿Cómo se abandona un lugar abandonado?” (Casa); “El tiempo es confortable” (El estanque). Juan Bello es perspicaz al respecto y en Los veranos acierta a cuestionar la propia infancia: “¿Qué es lo que pasa con la infancia? / Hacemos que sea lo que queramos que sea”. El juego entre el pasado y el presente y en qué manera pueden reconstruirse mutuamente aparece como una preocupación en varios poemas: “Temo perder esta sensación de calor. / Basta un paseo para no saber cómo seguir” (La suerte);  “Hay demasiadas cosas a mi alrededor, ciertamente. / No me pertenecen, / pero las tomo como si por un instante / pudieran ser dueños de algo” (Las posesiones). Más que un ubi sunt, el poeta pretende establecer una guía, un sentido de mediar, de estar en medio, de re-mediar. No es un lamento por lo que ya pasó, es una apuesta por cómo nos conformamos (esto es, nos hacemos forma) a partir de lo que recordamos: “¿Quién ordenó al tiempo que parase? / Solo se oye el viento / cerrando alguna puerta” (Manchas).

No es un proceso unívoco, lineal, establecido, es un recomenzar, un replanteamiento: “En la oscuridad los recuerdos se afianzan / como garras de animales /…/ La mañana empieza siempre / por el mismo sitio” (La mañana). Y para explicitarlo recurre a la referencia nietzscheana: “El hombre y la sombra retoman su camino. / Creo que a veces coinciden, / pero no siempre” (El escaparate) y a ver en la vida su reverso, como acertadamente nos presenta la imagen de la Primavera: “Olor a hierba recién cortada, / el olor de la muerte”.

Y si confiesa que “La incertidumbre me aterra” (Supersticiones) y que “Dudo. Dedico demasiado tiempo / a lo que no se ve” (Las camisas), plantea la dualidad que el sociólogo Georg Simmel con el Puente (Brücke) y la Puerta (Tür), ambas sirven para separar y para unir, para invitar o evitar que entren: “Las palabras son puertas. / A la gente no le gustan los puentes / o le dan miedo” (Los males del cuerpo). Ambas, puerta y puente invitan al viaje, al movimiento: “Nos habríamos vuelto livianos / peregrinos que dejan un lugar / y se dirigen a otros. / Nuestro propósito era el movimiento” (Peregrinos).

En realidad, los poemas de Remedios caseros son mucho más concretos que filosóficos, más materiales que conceptuales, más vividos que razonados, aunque podamos espigar casi una epistemología que acompañe a la medicina del recuerdo: “Las fotografías hablan en voz baja, / solo para el que quiere escuchar” (El camino).

Con el paso de los poemas comprobamos que no solo atiende el poeta a su propia voz, estas reflexiones íntimas están llenas de dolor: “El tiempo es solamente una astilla / buscando carne donde poder hundirse” (La atalaya). Y es en el último poema donde más claramente atisbamos a verlo:

“Ella siempre pensó que le fallaría la memoria,

igual que a su madre.

Por eso tomaba un puñado de nueces cada día.

/…/

Igual que el olvido.

Actúa sobre algunas cosas.

Sobre otras no” (Remedios caseros)

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