Puede parecer una pregunta absurda habida cuenta de que es
muy complicado ser “neo” de algo que tardará unos mil ochocientos años en
madurar. Pero para Dios nada es imposible. Milagros más difíciles se han visto.
Comencemos con las pruebas.
Por un lado tenemos al joven rico que llega con una pregunta
simple, ¿cómo puedo alcanzar el reino de los cielos? Jesús le responde: cumple
los mandamientos. El joven asiente, los cumplo desde niño. Entonces, el Hijo de
Dios, un tanto contrariado le espeta, vende lo que tienes, dáselo a los pobres
y sígueme. El rico, hace oídos sordos y se da la vuelta. Aquí llega la famosa
sentencia, “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un
rico entre en el reino de los cielos”. El susodicho reino es más exclusivo que
el Bilderberg.
Parece, pues, que el reino de los cielos está fuera del
alcance de los potentados. ¿Qué falta les hace, si ya viven divinamente? Sin
embargo, la historia de nuestra santa madre Iglesia enmienda la plana y
permite, no sólo a los miembros numerarios del Opus Dei, que partan al paraíso
a contemplar eternamente la faz del Creador, incluso los pone por delante. Son
mejores personas, dan mayor caridad, pueden, con sus riquezas, aliviar el sufrimiento
de muchísimos pobres que no tienen qué comer ni qué vestir. Y ya lo sabemos,
hay que dar de comer al hambriento y vestido al desnudo.
Pero, ¿qué es un neocon?
Un neoliberal defiende la desregulación del mercado como medio para la
distribución de la riqueza. Como los lírios del campo, no hay que preocuparse,
la mano invisible nos traerá vestidos que ni Salomón en toda su gloria. Aunque
los lirios parecen también estar en contra de la tesis neocon de Jesús, sin embargo, podemos ofrecer una mirada alternativa.
¿Qué quiere decir que no hay que preocuparse de las riquezas? Quizás se refiera
a contratar un buen fondo de inversión y otro de pensiones que nos despreocupen
de intereses materiales a cambio de pingües intereses financieros, mientras que
el Estado se despreocupa desregulando. El neo-liberal está más cerca de la
economía financiera que de la economía industrial y fabril. Sabemos que los neo
liberales apuestan más por los flujos financieros que por las empresas
consolidadas. Nike no fabrica zapatillas,
sólo subcontrata y cotiza en bolsa. Por eso pueden quedarse sin las
preocupaciones de dividendos y viver como un hippie-pijo.
Parece también que está en contra del mercado cuando
expulsó, con santa ira, a los mercaderes del tempo. Esto habría que matizarlo.
Lo que está claro es que, como en los principales países capitalistas, el
mercado desregulado es para los demás. En plaza –templo- propio, no se aplica.
En el otro extremo tenemos la parábola de los talentos.
Según se cuenta, el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos,
llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a
otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue. A
cada uno según su capacidad. Bonita frase que reconoce y justifica las
diferencias de riqueza.
Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con
ellos, y ganó otros cinco. Asimismo el que había recibido dos, ganó también
otros dos. Pero el que había recibido uno escondió el dinero enterrado. Después
de algún tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas. El
primero le dijo que había invertido y ganado otros cinco talentos. El señor
dijo, “sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré”. Con el segundo hizo
igual. Pero con el tercero, la cosa cambió. Dijo éste: “Señor, te conocía que
eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por
lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que
es tuyo.” El señor, enfurecido le dijo “Siervo malo y negligente, debías haber
dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío
con los intereses”. Le quitó el talento y se lo dio al que tenía diez.Y a este
siervo inútil lo echó a las tinieblas, donde será el lloro y el crujir de
dientes. No creo que haya en ningún libro sagrado un elogio más evidente y
sabio de las virtudes de la inversión y la banca.
La conclusión es el lema del capitalismo: “Al que tiene, le le
dará; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.” En la última
crisis, los ricos se han hecho más ricos mientras que se han empobrecido las
capas más desfavorecidas. Los bienaventurados son los pobres de espíritu, no de
riquezas materiales. Aquellos serán salvados como los bancos en peligro.
Otro famoso pasaje es el llamado comúnmente tributo de la
moneda. Recordemos que esta anécdota venía a continuación de la pregunta
capciosa, “¿hay que pagar los impuestos al César?” y respondiendo, “Dad al
César lo qu ees del César”. Y, en un alarde de ingeniería financiera, Jesús
ordena lanzar las redes y en el interior de la pesca se encuentra la moneda con
la que pagar los impuestos. Una moneda que no sale de los activos de la
empresa, sino por el mismo arte de magia que las declaraciones de impuestos de
las grandes corporaciones. El poder político se inmiscuye de manera ilícita en
los designios del Señor.
En el asunto de los panes y los peces, queda meridianamente
claro que lo importante es la idea, no la fabricación material de bienes y
servicios; el I+D, no la plusvalía creada por el trabajo del obrero. Como los cds de internet que se copian y copian.
O como las patentes. En el nuevo capitalismo se deslocaliza la producción, se
oculta, no es importante; lo que da riqueza es la capacidad de distribución de
bienes.
Y por último ¿de dónde la viene a Jesús el capital inicial
para comenzar su inversión? De los regalos de los Reyes Magos: incienso, mirra
y, por supuesto, oro.
Muy bueno el artículo. Pero me temo que te van a excomulgar si dices estás cosas.
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