domingo, 17 de septiembre de 2023

Reseña de Belén Peralta: ‘Olor a tarta de manzana’. Fanes. 2022

OLOR A TARTA DE MANZANA | BELEN PERALTA | Casa del Libro 

La gaditana Belén Peralta tiene por fin en la calle su sexto libro, Olor a tarta de manzana, que procede de uno de los relatos de Cerezas y guindas (Ábaco y reeditado por Q-Book, 2014). Esta comunicadora y correctora, cuenta en su haber con otra novela, Cosas que pasan cuando te enamoras por internet (Malbec Ediciones, 2016), bajo el seudónimo de Rocío Ferrera, Hechizos de Amor (Ediciones Absalón, 2008), un libro de poemas, El jardín de mis sueños (Editorial Fanes, 2016) y el Recorrido sentimental por la ciudad de Cádiz (Ediciones Absalón, 2008), amén de varios relatos en diversas antologías y colaboraciones en revistas como SecretOlivo, Azahar, Voladas… Forma parte del catálogo del Centro Andaluz de las Letras (CAL).

Olor a tarta de manzana complementa dos importantes ejes. Por un lado, es una novela en cierto punto histórica, situada en Cuba, en Vuelta Abajo, Pinar del Río, a finales del siglo XIX. La acción se ve atravesada por el proceso revolucionario de la independencia sin que ello se convierta en una excusa para rellenar páginas y páginas parafraseando fuentes históricas. La ambientación histórica –y lingüística– es sobria y eficaz, se aportan de manera natural los datos imprescindibles para comprender el contexto sin largas divagaciones. Desde el punto de vista histórico se mueve, sin duda, dentro de la verosimilitud.

El otro eje tiene más que ver con una historia de amor, trufada de elementos costumbristas, resultado de un oído muy fino para recoger la vida cotidiana, lo que sucede en la calle. Para eso, Belén Peralta siempre ha mostrado unas cualidades excepcionales. De esa condición se nutre el diseño de los personajes, la protagonista, Isabel Morales, una adolescente que acaba sirviendo a los Olmedo Santana en una hacienda de Los Tabacales, y a los Brito Santillán, en Aruba; el dueño de la hacienda, Daniel Olmedo, Luz Divina, la veterana criada, Juan Sanmartín…

Se te ve muy espabilada y además no eres analfabeta. Está claro que tienes que trabajar para ganarte la vida. Pero no lo dejes, chiquilla. No dejes de esforzarte, de aprender, de maravillarte por las cosas bellas que encontrarás en los libros. No te veo yo terminando tu vida como Elpidia o Luz Divina

La transición de esta criada a la vida adulta se advierte tanto emocionalmente como desde el mundo intelectual, porque desarrolla un amor por los libros en la finca. Luego llegará el descubrimiento del amor, que la autora describe haciendo gala de una sensualidad propia, muy adecuada al mundo caribeño que recrea. Ya se ha convertido en un tópico resaltar la identidad gaditana de Cuba y viceversa.

Isabelita, mi niña… Estás demostrando ser una mujercita juiciosa, educada y muy válida. Además de tanto como trabajas, te veo leer y leer en los pocos ratos que te dejan tus faenas, y sé que vas a ser alguien muy grande en esta vida, a poco que te lo propongas. Nunca desfallezcas, aunque el camino esté sembrado de piedras, aunque haya días oscuros de tormenta.

El estilo tiene sus bases en un pulso narrativo firme, sin digresiones, ameno, sutil en los detalles y adornado solo lo justo. Sin barroquismos, conecta con los grandes novelistas iberoamericanos a los que Belén Peralta tanto admira. De una manera personal, se aprecian los tonos homenajes al García Márquez de El amor en los tiempos del cólera, o las conexiones con Como agua para chocolate, de Laura Esquivel. Más que el manido realismo mágico, la autora consigue el encanto de lo cotidiano, que, por otra parte, está inmerso en una realidad radicalmente cambiante y muy dura personalmente para la protagonista.

Juan la besaba por primera vez cuando ya la noche se cernía oscura. Hacía calor y los jóvenes habían decidido, una vez terminadas sus respectivas faenas, descansar en uno de los poyos del patio. Las estrellas titilaban como mudas espectadoras de aquella romántica escena, pero Isabel no lo sabía. Mantenía los ojos cerrados para paladear mejor la jugosa mezcolanza de labios, lengua, dientes, saliva y descaro de aquel a quien tanto deseaba.

Olor a tarta de manzana demuestra una manera literaria muy digna de abordar la novela de base romántica, donde la trama y los personajes se mueven con soltura, donde la ambientación histórica añade y no interfiere, donde el estilo esta presente con la seguridad narrativa de una escritora de solvencia comprobada.

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