miércoles, 23 de diciembre de 2020

Reseña de José Ferreras: ‘La fábrica de arañas’. InLimbo ediciones. 2020

LA FÁBRICA DE ARAÑAS | JOSÉ FERRERAS | Comprar libro 9788412167511

La fábrica de arañas se trata de la primera publicación de José Ferreras, a pesar de llevar muchos años dedicado a la poesía. Los referentes citados en el prólogo son muy elocuentes de una determinada manera de entender la poesía: Bukowski, Panero o Nicanor Parra.

Ooteca es un término biológico que describe el depósito de huevos que algunos insectos, moluscos o arañas fabrican para protegerlos. Así se denomina la primera parte, el primer bloque de poemas del libro. Una referencia cargada de connotaciones que apelan al sentimiento de prevención, incluso de rechazo que acompañará al tono de muchos poemas del libro. Una manera de golpear fieramente la sensibilidad del lector y conducirlo mediante una lírica también explícita a lo largo de este especie de viaje subjetivo: “Qué felices que hermosos qué exquisitos qué vírgenes / la niña sin sexo sin pecado sin suicidios en su entrepierna /…/ te quiero abierta te quiero abierta / y ya no importa si afuera hace demasiado frío para sobrevivir / quiero volver al útero con los ojos bien abiertos / y sentirlo todo”.

El altar de la poesía puede estar ocupado por un limbo de seres etéreos, no es el caso que pretende referir José Ferreras, el parnaso de los poetas reales no tiene ese hálito divino, está enraizado, literalmente: “Dicen que los poetas pobres no tienen donde caerse muertos / pero no es  /verdad /…/ lo que nunca he visto / ni creo que vea / son poetas ricos que / tengan / ni donde caerse // vivos”. Eso no significa que se renuncie a la expresión lírica, al contrario, “no queremos ser tanto / no solo viento sobrecargado de suspiros y lamentos embrutecidos / no solo silencio de piedra mil veces quebrado /…/ no solo demonios desnudos de un juego con trampa”; “Una a una / las jornadas envueltas encadenadas de oro falso cabalgan pisoteando mi dentellado pellejo”; “donde / no están / los mejores poetas de tu generación / es / meneándosela en unas cátedras /…/ podrá haber poetas pero no hay / poesía”, denuncia Bécquer style. Son variados los procedimientos poéticos que se encabalgan entre los versos, las imágenes oníricas, las referencias textuales, los juegos fónicos, las estrategias de mezcla de universos semánticos: “La vida es plástico / ansiolíticos y conservantes / calor, aburrimiento y plástico”. Junto a Panero podríamos situar también la poliédrica personalidad de Alberto Caeiro:“Si pudiéramos amar a los dioses / nos entregáramos plenos con oraciones eyaculatorias & servían nuestros sexos etéreos tótems donde se anclarían las cadenas que los atan al cielo /…/ Si pudiéramos /…/& si quisiéramos / seríamos / dioses”.

“Exijo recordar a la vez hermosas y LIBRES de culpa

/…/

Exijo el cuchillo de limpia la dentadura POSTIZA

/…/

EXIGIRÉ LA MUERTE de toda mi entidad física / y una manada de perros gigantescos muriendo de tanto ladrarme”

José Ferreras pasa en Exhortos al tono de profeta, a la segunda persona, al grito y a la consigna: “Escoced las trincheras de los cuerpos y las pieles / que revientan las venas / convexas / y que el roce borre los estigmas”; “Dime quién hace los caminos /…/ dime quién dibujo los mapas en los libros de texto con países sólidos”; “Te han entrado robando los sueños”. No solo es una voz en grito, también hay la conversación y la confidencia: “sabes de los certificados de defunción disfrazados de contratos laborales / saben de las miserias cotidianas para beneficio ajeno”.

Juega también con la ironía como respuesta defensiva a una realidad que se obstina en cercenar la esperanza y se reproduce como una hidra: “el deporte, el plan y la aventura son las únicas respuestas lógicas a un universo fractal”. La otra opción es la del nihilismo y la autodestrucción: “Quisieras inyectarle una dosis supremo de cemento / convertirte en un edificio erguida y monstruoso de esos en los que / funcionarios / irreverente y administran nuevas formas / de / tortura”; “fúmame en papel de piel en papel de plata en papel de lija fúmame fúmame desángrame & que mi sangre sea tu sudor & tu sudor mi agua & tu cuerpo mi sentencia anúlame anúlame”.

Sin embargo, la realidad es poliédrica, de ahí titular “Vitral” a la siguiente sección: “En alguna ocasión / he llegado a cagar universos enteros / de tanto tragar / y / tragar”. Mantiene el nivel poético entre los improperios y las referencias beat: “no tenía más que un hambre insoslayable / y / un libro de Kerouac”. Y quizás, un poco como un Walt Whitman destroyer describe un lamento: “los humanos / pudientes / habitan en fértiles prisiones gigantes / opulentas / magnánimos /…/ y nosotros / (¡uh, nosotros…!) / vestido solo de sudor y / (solo a veces) / llanto”.

Como decíamos, los referentes abarcan desde los recuerdos más personales y subjetivos (“Mi abuelo no me habla en sueños / permanece callado”) a los conflictos sociales (“nunca te fíe de alguien que hable bien de su / patrón”). A veces, parece que se calma la furia y se describe con cierta ternura y mucho lirismo la realidad circundante: “Pero / no / aquel fue otro amante / el de la ciudad helada de veranos manchada de invierno”; “Hubo una vez / un perro / una nube/ la gente decía que estaban enamorados pero / yo / más bien creo que lo suyo era para lujuria / follaban casi todo el tiempo”. Y luego, seguidamente, salta a la yugular de las creencias: “Cristo era un forajido / un criminal armado y peligroso /…/ y entre mis sueños solo acechan / dioses humillados”; “solo desearía / que hubiera alguien / en el preciso momento / dispuesto a poner dos monedas de plata / sobre / mis / párpados / aunque / siempre habrá alguien / dispuesto / a / robarlas // yo lo haría”. El poeta se sincera, “Así es la vida, amigo, / como una orgía / pero una orgía sórdida, triste, en un cuarto oscuro lleno de humo de cigarrillos”

“El exacto y terrible instante cuando la máscara cae quebradiza al suelo suelta ante la omnipresente tensión del rudo

nuevo amanecer el terrible instante justo antes del orgasmo cuando todos los miedos fluyen libros, amontonados y caóticos”

Siberia es la última parada del poemario, un paisaje frío, desierto, salvaje, la tierra del silencio: “Añoro el mar y su violento salvajismo /…/ No vence Siberia /…/ existe un silencio en Siberia que es un lenguaje que no nos dirige la palabra / pero no es suficiente”. La fábrica de arañas nos proporciona una experiencia intensa, densa, desgarrada y profundamente poética que InLimbo nos pone a disposición para degustar con la calma con la que se prueban la gastronomía más aventurada.

 

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