“Si el deseo de la rama
es caer al precipicio”
La caída
Marina Centeno es una poeta
mexicana de la provincia de Yucatán. Sus versos han sido recopilados en
diversas antologías publicadas en España y se han traducido a varias lenguas.
Afortunadamente, gracias a la impresión bajo demanda, podemos disfrutar de algunos
de sus libros, como este Deci+(mas), Interiores, o Instantes de marea. Este es un desafío que llevó a la autora más de
dos años, rescatar la décima o espinela, que es, indudablemente una exigente y
deslumbrante estrofa casi en desuso. El poeta y cantautor gaditano Fernando
Lobo es otro de los encariñados por este verso.
El reto consiste en sonar
contemporáneo y evitar el pastiche impostado del barroco. Sin embargo, es
inevitable, y hasta saludable utilizar el regusto barroco para acercarse a los
temas básicos de este estilo: el amor, la escritura y, sobre todo, la
perplejidad que la vida ofrece por los engaños y apariencias y la dificultad
para descubrir la verdad que subyace en
las Irrealidades. Como en la poesía
barroca, el mundo de las apariencias, donde se troca lo bueno y lo malo, y todo
es un reflejo deformado: “pero con buen maquillaje / con su repleto follaje /
para cubrir la bondad” (Actualización),
“Solo nos queda el reflejo” (Reflejos),
“Andamos el desatino / entre la mar y la arena / para arrancarse la pena / y
distinguir la mentira / cuando a los ojos nos mira / con su mirada serena” (Caminos de agua), “De lo bélico a la ira
/ hay dos pasos y un acierto / que te deja al descubierto / el causal y la
mentira” (Escritural). Por supuesto,
también algo de mística en Sublevación.
Aunque en ocasiones se viste de contemporaneidad radical (MB), inevitablemente, algunos tienen sabor añejo, formas barrocas,
como Des-amor o Historias falsas, o, evidentemente, Decimuestrario, que dialoga con Sor Juana Inés de la Cruz
“Por qué le temo al amor?
Al amor no hay que temerle
si acaso es a protegerle
de alguna herida o dolor
Sin embargo es un traidor
con el rostro de inocente
que conduce dulcemente
a la orilla del abismo
y te mira con cinismo
cuando caes lentamente” (Des-amor)
Los temas
principales son la propia escritura y la creación (Prefacio, Emoción,
Di-verso, Concepción, Sublevación…), la muerte (Letargo, Canción triste, Ausencia) y, sobre todo, el amor (Imposibilidad, Reflejos, Ráfagas de medianoche,
Des-amor, Historias falsas, La espera):
“por este amor que nos mancha / y a la vez purifica” (La espera).
“Al remendar el oficio
las intenciones se quedan
en aletazos que puedan
desvirtuar las emociones
al escribir sensaciones
que en las palabras se enredan” (Emociones)
El paisaje
marino es una constante en la poesía de Marina Centeno, como se puede apreciar,
especialmente en su siguiente poemario, Instantes
de marea: “a la orilla de la playa / donde me enfrento al olvido” (Año nuevo). También en muchos otros como
Viaje, Horizonte y orillas, Bonanza y otros suspiros, Bruma. Como
curiosidad, hay poemas que están dedicados y se presentan como un diálogo con
otros poetas: Dedicatorio y Advertencia.
No pueden
faltar en su poesía elementos de sensualidad, como en la décima titulada Ansiedad. Tampoco faltan otro de los
temas preferidos de Marina Centeno, como es la añoranza y la nostalgia:
“Cuando el silencio se adhiere
hacia un rincón olvidado
hasta el recuerdo gastado
a cuentagotas se muere
Y sin embargo se adquiere
la soledad que se afianza
con timidez y confianza
a las sombras que deambulan
en los espacios que emulan
cementerios de añoranza” (Rincones obsoletos)
Encontramos,
por supuesto, reflexiones sobre las peripecias vitales (“ajustar mi condición /
en estos tristes procesos”, Convalecencia)
y cómo nos engañamos a nosotros mismos:
“Pecamos por imprudentes
Pecamos por imprecisos
Pecamos sin los permisos
y por sentirnos valientes
¿Sufrir cuando te arrepientes
aumenta o quita el pecado?
Porque lo vivido y dado
en su faz contradictoria
se queda escrito en la historia
sin culparse demasiado” (Indulgencia)
Puede recrearse en la ironía
(Parnaso) y puede derretirse en la ternura:
“Ahora que cumples un año
y le han salido dos dientes
de sus labios inocentes
surgen notas de peldaño
Con balbuceo algo extraño
en una lengua traviesa
con sílabas de torpeza
que en el trote del arpegio
se me ofrece en privilegio
con afanes de pureza” (Las sílabas de Ana-Pau)
Como
conclusión de esta interesantísima entrega, retomemos palabras de su último
poema:
“Una décima de antaño
con versos de frío invierno
para hacer de este cuadro
una cúspide de engaño” (Decimuestrario)
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