Este es el debut
de Ana Bustamante, nacida en Madrid en el prodigioso año de 1968. Escribe, en
cierto modo, al margen de su trayectoria profesional, más enfocada hacia la
gestión, pero dando rienda suelta a su pasión por la lectura. En su
presentación dice preferir soñar despierta y esta colección de relatos es,
sobre todo, fruto de esas ensoñaciones.
Los relatos aquí recogidos
juegan con la autoficción, con la sugerente perspectiva que asalta al lector de
saber que sean autobiográficos, o, al menos, reales. Como indica claramente el título, el deseo es
el principal protagonista de estas narraciones. Un deseo, a veces satisfecho,
otras, insatisfecho, que juega con el sexo, con la muerte, con lo desconocido y
la incertidumbre.
De lectura voluntariamente
sencilla, los relatos se van estructurando en clave de diversidad, procurando
ir alternando los tonos, los argumentos y dar pie, así, a un fresco
impresionista en el que podamos ir desgranando una tarde en compañía de los sueños de Ana Bustamante. Porque,
una de las grandes bazas de este volumen es el juego a la identificación con el
autor. Así lo señala el prólogo de Mohamed El Morabet.
“Si cada día de la semana pudiera ser la protagonista de un cuento y
tuviera la maravillosa oportunidad de vivirlo, creo que sería increíble” (Protagonista de mi cuento)
El primer relato es una
declaración de intenciones, la Página en
blanco. El resto puede tomar un giro más sensual, con el amor o el sexo (La cita, entre otros), puede volverse
más poético, (No necesito, por
ejemplo), puede hablarnos de la rutina o del horror cotidiano (Pesadilla). Un lenguaje ligero pero
cuidado, en el que el humor (Tú, siempre
tú) puede convivir con la conciencia. No tiene reparos en llegar a la literatura
romántica, como tampoco en convertir la escritura en una forma de terapia y de
ayuda (Vida y muerte) o, arriesgarse
con el género negro (Un gánster
cualquiera, El último tango).
Los relatos son cortos, no suelen
durar más de cinco páginas, lo que abunda en la facilidad para su lectura. Se alternan la primera persona con la tercera
del narrador omnisciente. A veces pueden
ser considerados poemas en prosa (Prohibido
no fumar). El deseo viste de verde me recuerda en muchas ocasiones, en tono
y en forma, a Cerezas y guindas, de
la escritora gaditana Belén Peralta. Ambas comparten un universo y un desafío,
el juego que lanzan al lector.
Si aceptamos ese pacto de juego,
podremos cumplir el deseo que Ana Bustamante nos confesó al principio del
volumen: “yo no quiero contar cuentos, quiero vivirlos”.
A mí me ha gustado mucho, te adentra en el mundo de las emociones, sentimientos, reflexiones.... despierta lo sentidos y sobre todo no deja indiferente!
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