No abundan en el
panorama español los poetas que forjan su yo poético a través del humor, los
que prefieren barnizar su pose canalla con autocrítica irónica en lugar de
embeberse en el derrotismo de una mosca de bar. Víctor Peña Dacosta (arrebatosliricos.blogspot.com)
se toma muy en serio su papel de no tomarse en serio y se enfrasca en la tradición
de Juaristi al pervertir el juanramoniano Diario
de un poeta recién casado. El tema, por supuesto, lo merece. Libro
corto, el autor incluso el lo clasifica
como plaquette donde, de una manera
muy especial se muestra el “respeto, admiración y un poquito de morro” hacia
grandes nombres como Juaristi, Juan Ramón o César Vallejo.
Como decimos, predomina el sentido
irónico. Se califica a sí mismo como un “anarquista mainstream”: “No fui un
esposo infernal ni un virgen de mente, / no perdí la pierna ni morí a los
treintaisiete. / Pero hay muchas formas de ser un maldito”. Contenido muy
crítico, sarcástico, muy ácido, comenzando por sí mismo. Se agradece su desparpajo,
su versatilidad, su sentido de la actualidad más rabiosa, con un vocabulario
intencionadamente nada poético, que resalta contrastando con una maestría
técnica importante y un conocimiento de los clásicos, desde el Siglo de Oro a la
generación del 27, de los poetas romanos a la actualidad. Un espíritu gamberro,
que no destructivo, se apodera de los versos con los que juega a resituar las
modernas mitologías, las viejas canciones (en realidad, con las que yo mismo me
crie), la jerga (“Juro por la vida de la flamenca / estereotipada contestar /
alguna vez los whatsapp importantes / y no hacerlo sólo con emoticonos” (Primeras nupcias), los movimientos
sociales, el espíritu de una época y el de una etapa de la vida.
“…
Nada quiero que sea
esperar
a que nos llegue el momento
adecuado
y te saque de tu precinto.
Entonces
seguirás siendo preciosa
aun
con ese leve mohín de enfado,
y
esperarás a que yo me disculpe
y
te diga: ya eres libre, aunque mía
y
perfecta. Y yo he renunciado a todo
por
no dejarte en manos de cualquiera:
vayamos
a cenar, si te apetece,
a
un sitio romántico y asequible,
y
paguemos a medias, vida mía:
acabemos juntos con tantos siglos de opresivo patriarcado” (Variación sobre un viejo tema de Eric
Clapton)
Funciona
perfectamente el recurso a vestir los héroes en zapatillas y que tengan el
traje arrugado, funciona mezclar las citas a Marty McFly de Regreso al Futuro a la vez que a Edipo,
Calisto, Lord Jim o Truman (¿Capote o el del show?). Funciona, en suma, la
actitud un poco posmoderna, de tomar todo a la ligera, de mostrar una erudición
clásica y estar al tanto de las últimas novedades, de aparecer como frívolo
mientras se desnuda el alma.
“Pídeme lo posible: que me vaya
a las fiestas
de tu pueblo
y visite
sobrio a tus abuelos
/ … /
dime que te
cuente cómo me ha ido
en el curro,
que no hable
tanto de política
y que deje el móvil mientras
comemos.
Pídeme que te pida que te cases
conmigo.
Pídeme que me corra dentro”
La actitud destroyer contrasta con la seriedad de
la crítica social y sobre todo por esa promesa de futuro que traerá, como
consecuencia lógica, el hecho de ser casado: “Soy un García casado de la vida
/… / Un viejoven que remulga /…/ Seré padre
algún día, mientras tanto / soy un hijo de puta moderado” (García casado).
“Cuando finalmente
renuncie
a todos mis
principios y embarace
a la mujer que amo
pese a todos
mis juramentos, mis
votos al diablo
y la constancia en
pasarme el móvil
por los genitales
desde los veinte años,
prometo no ser un
padre horrible:
levantarme alguna vez
si El Engendro
llora, levantarlo del
suelo
tras una caída,
/ … /
pasarle la ITV
cuando el organismo pertinente lo tenga estipulado” (Papa was a Rolling Stone)
Detrás de su pose
de malote de cuento, de rebelde con jerséis de Lacoste y Beneton, está un corazón de atlético, que sabe sufrir,
que entiende la vida como una derrota de una derrota (lo que, lógicamente
supone un triunfo): “aunque la sensación de casarme con ella ha fastidiado la
idea original (un libro pesimista, cínico y duro)”. Tras la “épica de andar por
casa” aparece una profundidad vital mucho mayor de lo que parece al mostrarse
con un lenguaje chusco y chistes malos: “La política de contención ha
fracasado: / el enemigo avanza camuflado de
rutina /… / Y empiezo una paja en silencio / con más pena que ganas y cayendo /
en derivas metafísicas” (When the
soldiers are singing). Especialmente en el Bonus track: “No sé si eres promesa o amenaza” (El lado
oscuro); “Espero que traigas garantía
/ y acrecentado el instinto / de supervivencia. / Busca en tu interior, no
temas, debes / creerme: yo soy tu padre”.
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