miércoles, 2 de diciembre de 2015

Reseña de León Molina: Mapa de ningún sitio. La isla de Siltolá. Aforismos. 2015



A menudo el pensamiento necesita de grandes argumentaciones, de múltiples matices que den vueltas a una idea para recoger y transmitir todos las connotaciones y acotar de manera tajante los conceptos y los razonamientos de forma que no exista ninguna duda sobre la intención del pensador y que el receptor pueda, sin miedo alguno, participar de esa digresión explicativa del mundo. Andar apresurado en estos menesteres suele ser causa de malentendidos y obviedades, de banalidades o de sentencias sin matices.

El pensamiento en píldoras que los libros de autoayuda procuran, asistidos de memes a través de las redes, es otro peligro. Frases que “dan que pensar”, como si la realidad por sí misma no fuera motivo suficiente para reflexionar. Pensamientos prefabricados ante los que asentimos con reverencia mientras engullimos en el self-service de esa cosa llamada filosofía. Son los macdonalds del pensamiento.

La verdadera gastronomía puede preparar pacientemente bocados aún más cortos, pero de mayor calado, texturas y sabores.

Éste es el campo del aforismo, que llevado de las manos de la poesía y la filosofía, reflexiona y condensa, ofrece con el mimo de un relojero que limpia mecanismos diminutos. León Molina nació en San José de las Lajas, cerca de la Habana en 1959, aunque llegó a España con 9 años y está afincado en Albacete. Su labor poética se condensa en Breviario Variable, Señales en los puentes, El son acordado, Llegar y El taller del arquero. De ellos da buena cuenta su página web. León Molina no se ha dedicado al aforismo propiamente dicho sino hace relativamente poco tiempo, aunque el oficio de aforista, en cierto modo, participa de su poesía. Algunos de los de Mapa de ningún sitio, primer volumen del autor en estas lides, han sido lanzados a las redes sociales.

Los ingredientes de este lacónico estilo, especialmente en el caso de León Molina, suelen ser la poesía, el humor y la reflexión. Gómez de la Serna definía la greguería como humor más poesía. De eso hay mucho en este Mapa (“El canto del gallo es un arrebato del silencio”), pero quizás esté más cerca de unir los otros dos elementos, el humor y la reflexión, participando del muy regio linaje de Groucho Marx: “Estoy dispuesto a aceptarte tal como eres siempre que no seas tan como eres”. Otras influencias confesas de León Molina son Wallace Stevens, Joubert., Lichtenberg, Wagensberg y Ramón Eder. También cabría añadir la influencia de Montaigne en la lucidez y de Oscar Wilde en su inteligencia, aunque, afortunadamente, no en su pose:

            “Las mujeres alcanzan su mayor atractivo cuando empiezan a perder su máxima belleza”

Entre las herramientas preferidas por León Molina están, básicamente, las tijeras de podar para destilar los aforismos en el menor número de palabras posible , el oxímoron y la paradoja:

            “La paradoja es luminosa. Se mueve por tanto en un rango delimitado por dos cegueras”
            “No se puede ser grande sin ser pequeño”
            “La voluntad es una esclavitud que libera”

También está el recurso de darle la vuelta a los dichos populares y frases hechas, un poco en la forma que podría hacer Blas de Otero, pervirtiéndolas en cierta manera:

            “Si no lo creo, no lo veo”
            “Conócete a ti mismo. Y abúrrete”
            “Sé tú istmo”

Un uso muy creativo del pleonasmo, que hace que nos demos cuenta de las diferentes connotaciones y significados más profundos que tienen algunas palabras:

            “El agradecimiento es un sentimiento muy agradecido”.

Los temas sobre los que afila la inteligencia el autor son variados, con una unidad más estilística que de contenido. El aparente desorden es muy de agradecer porque dota de mayor ligereza a un libro denso en reflexión.

            “Un libro de aforismos es un mapa muy preciso de ningún sitio”

Sobresalen los dedicados a la poesía y el proceso creativo, el amor y el humor, el pensamiento en sí mismo, la libertad, la felicidad o el azar. La vida como relato

            “Cuidado con la experiencia, por lo menos la mitad es literatura”
         “El auténtico humor siempre contiene algún aspecto que maldita la gracia”.
            “La intimidad es una exagerada”
            “Filosofía y poesía. Tan distintas. Nadie diría que son hermanas”

La filosofía que trasciende el pensamiento del autor está dotada de un muy sano escepticismo, con una valoración importante de la libertad, analizando con cautela los abanderados de las grandes causas, las grandes palabras, los conceptos sublimes, pero con una confianza, al fin, en el ser humano, la poesía y el amor.

Uno de los posibles triunfos de un libro de aforismos se puede traducir en el número de señales, subrayados, marcas para recordar y compartir lo más rápidamente posible. El ingenio de León Molina provoca esa tentación constante de ir citándolo continuamente. Triunfo conseguido. Sólo queda recomendarlo, aunque sea en las redes sociales.

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