“Ser por una
sola vez / Diosa o hembra hambrienta / Hija de la Noche y de un poema /
Simonetta o Mata Hari / … / Una mujer fatal de esas a las que cantan /
Gimferrer o Álvarez / Montalbán o Luis Alberto / Näyade terrible o cabra
espejeante / Meravigliosa creatura de Nannini / … / Hasta que exudes mi nombre
/ Nada / Hasta que olvides el tuyo / Nadie” (Súcubo)
Primer y,
hasta ahora, injustamente, último libro de poemas de esta sevillana que probó
el periodismo y sucumbió a la enseñanza de Lengua y literatura en un instituto
público. Ínfula barataria es el
nombre de su blog donde comparte aficiones de cine, series, videojuegos. A
pesar de la advertencia, “No cometas el error / De confundirme con lo que
escribo” (Lo mío no es normal), que parafrasea
la cita inicial de Cavafis, es grande la tentación de ver estos poemas como una
descarnada ficción autobiográfica (“Te he visto por aquí antes / Me suena la
máscara que llevas puesta”, Completo).
Lo sospechamos por esa especie de declaración de principios contra lo ñoño y lo
académico, contra “esos culturetas”. Predomina la ironía y sarcasmo, la acidez
en la mirada hacia fuera, y, sobre todo, hacia dentro. Realismo bastardo,
cotidiano y fiero: “Y me siento culpable por ser parte / De este momento / Por
recibir este regalo / Que ni pedí / Ni quiero” (California girls). Como Eva Vaz o Rosario Troncoso, parece como si
la autodestrucción consistiera en desnudar su yo poético con la sospecha de que
es su yo real, independientemente de si utiliza la primera persona o adopta
otro punto de vista, ironía y crueldad con una misma.
Entre los versos conviven
Novalis (“Pero mi corazón, en secreto, / Permanece fiel a la Noche” y Cindy
Lauper (“girls just wanna have fun”, California girls), de Cavafis a Phil
Collins, Regreso al futuro y
Hörderlin, Borges…: “De San Juan ni de Novalis / acaso una de Young / o de
Chavela” (Mindfulness). Cita a Homero
y Los secretos en el mismo poema (Impotencia)
con la cotidianeidad. Abunda el vocabulario no específicamente poético, expresiones
coloquiales, marcas, referencias a la cultura pop, portadores del Anillo,
Leonardo di Caprio, Winslet , Yoda, Escarlata O’Hara…: “Qué gusto dan / a veces
más que un polvo / Las cosas más elementales / Quitarte unos zapatos / Una
meada in extremis / Liberarte de un
sujetador / O una faja” (Puente de Triana)
cita de Setphen King: “Monster are real, ghosts are real too. / They live
inside us, and sometimes, they win”.
Mirada fotográfica, fotograma a
fotograma, cuadros vivos, cortos cinematográficos de un Bukowski sevillano, macarrismo
de moteles y malas noches: “Todo me parece posible / Hasta morirme / De hastío
de belleza” (Noctámbula); “Convertir
cualquier portal / En un refugio antimisiles / En el pecho de mi madre / Para pasar
la borrachera” (Propósito). Una
mirada especialmente dotada para el detalle: “Abro un armario y encuentro
solitaria / Una caja de cereales de esos de la rana / Y miro el botellín casi
lleno en mi mano / Por qué no / Y lo escancio sobre el maíz azucarado / Porque
el brick de leche tiene abrefácil…” (A
negro).
“No te interesa mucho mi cuerpo
Lo usas rápido y torpe
En un polvo culpable que nunca
Te servirá de remedio
/… /
Y me alejo camino del puerto
A cantar mi canción a otros Ulises
con una carrera en la media
Y un condón menos en el
bolso” (Completo)
Entre sus influencias se detecta
a José Luis Piquero, Felipe Benítez Reyes (“Noche de Reyes), Carver y, por
supuesto, Marcos Matacana, con quien coincide en la narratividad y a quien dedica (Ay tus labios), amén de reflejos machadianos (“Mi infancia son
decretos de mis padres” (Retrospectivas).
“Los ojos
entreabiertos
Un momento lo justo
Para ver que Melchor llevaba
puestas
tus babuchas de andar por casa
Y ese olor familiar que no era
Incienso ni mirra precisamente
Mezcla de sudor de día de trabajo
en el bar
y de ducados
/… /
No me sentí más sabia ni mayor
Sola muy sola
Perdida por un bazar
Repleto de baratijas exóticas
/…/
Expulsada a babuchazos
Del tiempo lento del parapeto
De la
efímera ficción de la infancia” (Noche de
reyes)
A pesar de
la fiereza, también hay mucha ternura en sus versos, especialmente la infancia
y la juventud (Descampado): “Y volver
contigo al tiempo / De la costra en la rodilla / De la peonza y el rabo /
cimbreante de lagartija / Del pantalón vaquero / con agujeros los calcetines /
Y churretes en la cara / La pantera Rosa V / Blancas tardes uñas negras / Los
cinco duros / qué grandes / De los abuelos el domingo” (Contigo). Miradas nostálgicas a la niñez (“Mi mundo contenido en
aquel coche”, V-0349-AK) o cómo pasar de odiar a Marley, Triana, Black, Pareja
Obregón, Lole y Manuel y preferir a Hombres G, Mecano y New Kids on the Block,
una época que está presente, ahora, vista como espectadora (“Cómo explicarte / Que no te he parido pero /
Pareces hecho de todo / Lo que una vez / a
long time ago / in a galaxy far far
away / Hubo en mí de bueno”, La
certeza), desde fuera, en un mundo lleno de adolescentes donde, aunque se
quiera: “Hablar del Mangafest de Abraham Mateo / Del examen de Física y de un
tal Chaco / Que por lo visto / Es quien les lleva la hierba / Y estoy por
pedirle el número / Y entonces recuerdo que para ellos / NO soy más que una
vieja” (Bus Stop)
“Hay instantes que
mientras
duran
mientras
mueren
y matan
Justifican
una vida
incluso esta
Luego está lo demás
el vacío
lo oscuro
el silencio
Lo que queda fuera
De los límites
Del filo
De los días
Que compartimos”
(Destello)
En la tercera parte, Las cosas
del querer, son las relaciones de pareja las que ocupan el centro temático: “Siempre
fue inmensa en tus ojos / Nunca me sentí fea / En el paréntesis de tus
pestañas” (Paréntesis), sin dejar de
lado la ironía y sarcasmo [Nevermore (o Vacaciones en familia)] ni la añoranza
de la adolescencia salvaje: “Nunca fui nunca quise / Ser una princesa de cuento
/ … / No espero que nadie me salve /… / cuando te dije que te quería / No
buscaba un príncipe / Ni un anillo en el altar / Ni un chalet en Torrevieja /
Ni un heredero” (Fairy Tale).
Ballerina Vargas Tinajero hace gala de antirromanticismo: “No recuerdo si /
Alguna vez / Llegué a decirte que te quería // Creo que sí / muy bajito / Te
diste la vuelta / y arrastraste / contigo la manta que aún conservaba / nuestro
calor / nuestro sudor / Y te rascaste el culo” (Frozen); “Pide permiso coño / O avisa antes / De desvanecerte / de
golpe / Puto recuerdo impertinente / Y dejarme tirada” (Toc Toc); “Yo puedo ser tu puta Paco / Créeme / NO tendría ningún
problema / Si por una vez / me tratases como una princesa” (Efecto Grey); “Porque en noches como
esta / Me la sudan / Y no sabes de qué modo / Neruda el destino la metafísica”
(Impotencia). Sin embargo parece que
le gustaría “A dónde va el amor que muere” (Dónde
con una cita de Bécquer) o en la “Breve historia sentimental en cinco haikus (o
algo así)): Amar: “sentirme tuya / Sin contar en la lista / de tu inventario”
hasta el Olvido: “No saben ya / Donde demonios puse / Lo que no busco”.
La última parte, La resaca, tiene una estructura
narrativa, por episodios. Escenas donde se conjura lo fatal cotidiano (Back in black, La Bola y el cristal: “Viva el mal / Viva el Prozac”): Despertará /
Con glass ajeno en los labios / Restos biológicos de príncipes / ojito con
ellos chica / Que tenían más que tú / De princesa” (Sibila). Lo terrible de la
belleza rilkeana:
“Me pregunto si alguna vez brillé así
no lo sé
Se aleja y al perderlos de vista
el mundo
Me ha parecido de nuevo más
oscuro
más frío
más feo
como si algo terrible y
divino hubiese muerto”
Son momentos
de gran intensidad lírica en (Ispahán),
de lucidez vital (“Es mentira / No es el tiempo / El que hace de nosotros / Lo
que somos”, Antes), de sensaciones
físicas penetrantes “La boca me sabe a ceniza / La chimenea lleva todo el día
apagada”, Cenicienta). Mezclando la
tragedia y la comedia, frío y muerte son sensaciones que acompañan al poeta:
“Lloradme
Lloradme mucho durante la
ceremonia
Hasta que se os sequen los sesos
Que todo el mundo se suene
escandalosamente
Y se abrace
No quiero a nadie entero”
(Instrucciones para mi funeral).
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