“Imitatio vitae, speculum consuetudinis, imago veritatis”
Nacido en Morchia, México, 1988,
Pierre Herrera es un artista textual, conocido por su proyecto Broken English.
Ha publicado El Aleph para máquinas (2019), Pero
quién es el soñador. Sueños (2028), Objetos
no identificados (2017), Dafen:
Dientes falsos (2017), Loop, una
novela post cursi (2016) y El otro
Ocaranza (2014). Este volumen es un libro conceptual que gira alrededor del
concepto de copia y autoría. El punto de partida es “Dafen, una villa de
pintores / en la provincia de Shenzhen / a 20 km de Hong Kong / más de diez mil
artistas producen / anualmente cinco millones de cuadros / para exportar,
copiando obras de maestros / como Van Gogh, Da Vinci y Picasso”. Uno de esos
cuadros está en la consulta de un dentista. De ahí parte la reflexión, el
problema del original y la copia, como Abbas Kiarostami en la notable Copia certificada, protagonizada por Juliette
Binoche y William Shimell.
La perplejidad
del encuentro podría haber iniciado un ensayo sobre el tema, pero Pierre
Herrera prefiere arriesgarse a utilizare el verso como vehículo y a jugar con
la primera persona como alternativa, una especie de auto-documental-ficción en
el que la propia forma es tan líquida como el concepto al que se acerca: “Cuando
me siento tristemente desorientado / (algo deprimido) / voy al supermercado, me
paseo por sus pasillos, / observo sus anaqueles / y pienso que algo, al menos,
está en orden”. De Walter Benjamin toma
el concepto de aura y su reflexión sobre el arte en la época de la
reproductibilidad técnica: “Evoca todo el significado que como objeto cargan: /
la historia de la pintura, la de su autor o pintándola. / Su aura”. Un concepto
radicalmente distinto al sentido que se le daba la copia en épocas
anteriores, “Desde el siglo VI, en
China, / se copia a los maestros antiguos, perpetuando así / sus trazos”; “La
idea de autor / (auctoritas,
autoridad) / no siempre ha existido: / las historias, los cuentos folclóricos,
/ las leyendas y tragedias / se transmitían colectivamente; / no necesitaban
señalar un origen”. En los tiempos pasados, “Nadie crea solo”.
En el mundo
del arte, especialmente en el siglo XX, se ha cuestionado mucho el concepto de
autor, hasta llegar a postular su muerte: “La
muerte del autor / procede de una desesperanza / en toda autoridad”. Están
los Readymade de Duchamp y los
sistemas de talleres de los artistas clásicos, la factoría de Warhol o la de Dafen. La repetición en sí misma es una
modalidad de arte: “Copia con variaciones: Fuga”. Por lo que sabemos, “Shakespeare no sería
Shakespeare sin el dominio público; / sus obras pudieron inspirarse sin
restricciones / en lo construido por otro”. Hay que tener en cuenta las obras
que persisten solo en reproducciones, como las estatuas griegas (que,
curiosamente no son citadas por Pierre Herrera). Y todo ello insertado en lo
que es esencialmente el negocio y sus
implicaciones económicas, los problemas legales con la copia. “Las mismas
técnicas de manufactura, ahora en el arte”.
Pero no sólo es un tratado de
historia, es un desarrollo poético a partir de un tema y encontramos versos
memorables (“El espejo se pasea al borde del camino y al hacerlo refleja lo
mismo el fango de la carretera que el azul del cielo”) y tiras de versos, saltando de una cosa a
otra, reflexionando sobre el arte, la copia, el autor, la falsificación... Un
ensayo con renglones cortos entrados en lugar de justificados. También se habla
de la escritura.
No deja de
estar impregnado, decimos, de una atmósfera postmoderna, en el mejor sentido de
la palabra, con el cuestionamiento del autor, con el fin de los grandes relatos
(“Todo fue hecho ya. Existen / demasiados libros, / demasiadas pinturas, /
demasiadas obras de arte. // Demasiadas copias”), con referencias a las ideas
de Foucault (“… Puesto que no se pueden castigar ideas, / el autor se convirtió en el responsable de
sus ideas”), de Deleuze (“Una idea es una variación”; “El acto de copiar
implica una repetición de lo mismo, / una reduplicación de la identidad, / pero
una identidad que contiene en sí misma / una diferencia crucial, infinitesimal”),
de Derrida (différance) y de Baudrillard
(simulacro).
“El autor solo
desata el proceso
no es el
proceso”
Por supuesto tenemos a Borges con
el caso de Pierre Menard, autor de El
Quijote. El aporte poético está en la habilidad para conectar las ideas con las
imágenes: “Un ciudadano que pueda ser todos los ciudadanos / una dentadura que
pueda ser todas las dentaduras”. La poesía de colocar fragmentos y anáforas, la
iteración. En el cuestionamiento de la autoría (“firmar otorga valor de nombre”)
pueden aparecer los replicantes de Blade
Runner para ejemplificar lo que es una copia, la imitación, o el homenaje. Con la técnica del
collage se insertan las Instrucciones para copiar en serie a Van Gogh,
siguiendo las instrucciones chinas.
Las Historias
de falsificadores, las referencias a los clones, con imágenes de separación de
células y la célebre oveja Dolly, los dientes falsos son otras ramificaciones,
otros rizomas “con mis dientes falsos puedo morder igual / que con los
naturales” y, por lo visto, los dientes falsos gozan de un tremendo éxito
social. Existe el sorprendente “Museo de dientes falsos”.
Lo interesante
del ejemplo de partida es que “Las piezas que se copian en Dafen / ya están en
el dominio público y, por lo tanto, / no incluyen derechos de autor. // La
gente sabe que no son originales”. Para los compradores de Dafen, los cuadros
son “auténticamente falsos” (que es el tema de Copia certificada). Y, además, continúa el autor, “La mayoría de
los derechos de autor / no pertenecen a los autores, / sino que pertenecen a
los dueños / de los medios de producción: / productores, editores, sellos
discográficos, / herederos, albaceas”. “A la gente no le importa que sea una
copia, / sino que el arte le conmueva”.
La
reflexión de Pierre Herrera considera por un lado que “No creo que haya nada de
/ romántico o genuino / en Dafen” y por otro, que en la obra de arte, “Su valor no reside en la materia / ni en la
forma que lo constituye, / sino en el conjunto de discursos críticos y efectos
/ secundarios que suscita”. De una manera lúcida, y algo cínica, sostiene que “En
la era digital, en el siglo XXI, los únicos que parecen seguir resistiéndose al
plagio, son los académicos profesionales” porque quizás, “El estilo viene tras la copia”.
“Los límites
de los derechos de autor
no son los
límites de nuestro lenguaje”
Y encima, rizando el rizo, yo copiando frases del libro.
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