martes, 12 de mayo de 2020

Reseña de Lujo Berner: ‘Windsurf’. Boria. 2020


Windsurf', de Lujo Berner - Boria Ediciones



Luis Bernardeau (Murcia, 1975) aka Lujo Berner es ingeniero civil, padre de familia y windsurfista. Varios heterónimos dan cuenta de su intensa labor. Lujo Berner firma New York City Haikus (2009) fotolibro y Home (Boria, 2017). Omar Daf cubre su faceta de pintor. HARAR es el nombre para el colectivo sonoro. Y, sobre todo es winsurfista, coordinando el Circuito Ibérico de Acción en Olas (CIAO).
Este libro intenso comienza con una cita de Gary Snyder que ya va anunciando las coordenadas poéticas y experienciales de este poeta. El volumen se divide en secciones, la primera de las cuales, Vulcanitis  abarca poemas escritos entre 2005-2008, los que se incluyen poemas tachados, juegos con la disposición tipográfica, sin puntuación. Un espíritu provocador con técnicas cercanas al surrealismo, de vez en cuando una coda en inglés, imágenes como Gamoneda: “monte papel / que llora confusión / de horas que caen” (Desorden). La metáfora del volcán incluye el paisaje físico tanto como los borbotones emocionales: “después de la prisión de la sensatez / y del viento del purgatorio / y así llega a la luz de África / impuro ocioso e infantil / descalzo / y / necesitado” (Cuenta atrás). Una actitud combativa, inconformista del que ansía buscar lo próximo mejor porque la vida que nos rodea es gris y uniforme: “hasta este siglo XXI / Donde Ulises trampea con corazones urbanizables / y es oro lo que reluce entre sus dientes / pero también / donde la poesía sigue surgiendo donde siempre” (El culo del mundo: Surfin’ Portmán).
La tentación de la escritura automática se contrapesa con matices más reflexivos: “también es posible / que la culpa real sea / de ancianas psicópatas de mente juvenil y calenturienta” (Una pequeña gota de veneno); “por una rosa de plástico herido / por litros de ociosas meadas / san Jordi tamura” (La balada de Jordi Tamura). El caos de la naturaleza (humana) solo tiene una visión, reconvertirse: “así que lo olvidé / olvidé el sol de poniente invernal / y eso fue lo mejor que pude hacer” (Inmediatahistoria acumulada)
La segunda parte, la de 2008-2011 se titula Orlandia. Esta es la tierra donde convergen poemas en los que abundan las referencias al rock (Far Rockaway del corazón,  situado en el NY de Los Ramones: “espero que junto al mar también sentado junto a una palmera de plástico / y mi memoria hecha jirones de plástico / y mi memoria hecha jirones paja y papeles quemados / dándole vueltas a ferlinghetti una vez más”) y al lenguaje no convencionalmente poético , científico (Crónica desde el útero: semana 10) o callejero (“una vez hecho esto / estaremos preparados para mandar a tomar por culo a los grillos de la modernidad”, Paraíso perdido). Conviven las referencias a la generación beat con el ambiente plenamente surfero: “junio es como una lengua de arena sin saliva que nadie entiende” (Junio); “una nueva vida llena de olas / olas insospechadas / que te sorprenden en tu propia cas / que golpean los cimientos de ese nuevo puente de la imaginación / haciéndolo más fuerte” (Poema de la llegada de la vida marina). Hay momentos de repaso generacional y personal: “de repente volvíamos a andar por las paredes / volvíamos a metabolizar el tequila con testosterona / y volvíamos a cantar miasmas entre fuego y tromba” (La noche que fuimos).
Se va abriendo paso, poco a poco, una filosofía que hunde sus fundamentos en la actitud de buscar la ola perfecta, de la espera, de la eterna disposición a la acción: “aguantar, aguantar, aguantar / paciencia, paciencia, paciencia / si te precipitas perderás tu momento / “el momento” / si llegas tarde lo perderás todo /…/ y nada más / tan solo / nadar para alcanzar el final” (La primavera está llegando); “pero al final sabrás que es mentira / que la única alternativa siempre ha comido de tu mano / envuelta en vendajes incómodos y rosales de baño / y que de infinitos el hombre no entiende nada” (Endless Summer).
Cinocerismo (2015-2019) es la sección en la que más claramente se identifican el surf y la vida: “cuando sale; / cuando sale // en una epifanía congelada / una parada cerebral inundada de fanfarrias / …/ Y / aunque lo parezca, no hablo de windsurf / hablo de la vida / de lo jodido que es cumplir años / de mantener vivo el sueño de la ola perfecta / hablo de ti y de mí” (Blackloop); “pero sobre todo me imagino metiéndome en el mar una y otra vez / mientras sea posible / y que esté muy fría / que duelan las manos y la cabeza / y que haya olas / aunque no sean muy grandes” [As long as there’s sun (descansa en paz, David Bowie)].
Las citas de Mark Strand, Whitman, G. Corso, Ferlinghetti, Juan de dios García, Soufian Sahlu amplían el espectro de vigilantes poéticos que guardan los poemas.
Predomina casi una atmósfera de recapitulación vital: “Ahora que hace veinte años de mis veinte años / y siendo inevitable echar la vista atrás / si pienso en TODOS los días de poniente vividos / me doy cuenta de que son una única y gloriosa sesión / la jornada del final de todo lo que vale algo” (Poniente); “el hermosísimo / juego sexual / entre el alisio / y el atlántico” (Alisio); en la que nunca sabemos si el deporte es en sí mismo lo descrito o es más que una metáfora vital: “Venga, si os lo sabéis de memoria / esperar y lanzarte / flexar / dirigir / vamos / ¡aéreo!” (Floating). A menudo sabemos que la vida se muestra como dolor, y así el surf: “saber de esta pócima es a la vez curación / y politraumatismo del espíritu / porque cuando el sudor frío de los cuarenta barniza la historia de cada día / y todo el tiempo lo sabes / que tiene el remedio /…/ no puedo regalarte nada que te ayude / el dolor ahora es el más fuerte” [1.066 km (Secret Spot)]. Ofrece, entonces una serie de imágenes poderosas que habitan la retina del recuerdo: “cuando cielo y mar se confunden / y el tedio solo es una antesala de la quietud definitiva (Calma chicha).
Quizás lo más interesante de la propuesta de Lujo Berner, además de su indudable acierto poético, es la complejidad con la que asume la identificación entre vida, surf y poesía: “aunque cada vez haya más poetas (que nadie lee) / y san whitman sea tan necesario para salvar los muebles / solo está claro que tampoco el mérito es algo que hayamos ganado / en esta partida entre el vacío y la arrogancia” (Off Shore); “y tú me dirás vaya un escapista de mierda / y yo te contestaré que escapismo capullo / no ves que te estoy dando un camino / que te estoy reconciliando con lo natural” (Tramonto); “y seguir navegando hasta que la costa y sus urbanizaciones sean solo una línea una nada // y seguir navegando” (Mediterráneo). Tres ejemplos en los que la actitud es combate, huida y salvación.
“en estos momentos de extrema ligereza gravitacional
los pensamientos y los actos van de la mano
por el camposanto
la religión de la ola es incluso perseguida
y hasta los pocos & honrados & hermosos ven el amor
como un problema.

Declaramos unilateralmente nuestra independencia
y luego
la suspendemos de forma indefinida hasta que alguien se caiga” (Declaración unilateral de independencia)
Lujo Berner no desaprovecha ocasión de referencias nada poéticas para construir su discurso, anclado en la realidad cotidiana, en su universo particular. Aunque anclado será una imagen desafortunada por cuanto la aspiración es hacia el vacío: “o peor / que descubras que hay vacíos que nunca podrás colmar / o aún peor / que sepas discernir con total claridad lo que amas / sabiendo que no te espera en la orilla / que no está en el mismo continente / ni siquiera en este mundo” (Monte Leāo, CV). Por todo ello, rematamos, como el autor, citando a la leyenda del Windsuf y campeón del mundo de olas en el año 2000, Francisco Gago: “Windsurf // Lo que no se puede agarrar, te sostiene” Fracisco Gago. A lo barón Munchausen.

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