jueves, 11 de abril de 2024

Reseña de Marina Casado: ‘La manzana de Eris’. Cuadernos del Laberinto. Colección Estrella Negra. 2023

 LA MANZANA DE ERIS


Segunda incursión en la novela de la poeta Marina Casado, quien también destaca en el ensayo, la crítica literaria, como columnista y ha coordinado varias antologías, especialmente la del grupo Los Bardos a la que pertenece. Los doce reinos del Tiempo fue su primera novela (2021), deudora en el mejor sentido de la palabra de Michael Ende. En La manzana de Eris se adentra en el proceloso mar de la novela negra.

La novela negra como género literario suele acotarse con unos parámetros muy fijos, su gran época tuvo que ver con la desilusión del sueño americano y la crisis económica y de valores. Los escritores, a los que motivaba mucho más la agilidad de la trama que los recursos literarios, se adentraron en los aspectos más sórdidos y complejos de la sociedad, destacándose por su enfoque en crímenes, intrigas y la exploración de la psicología humana en contextos oscuros. Primaba el individualismo descreído del protagonista, concretado en la figura de un policía retirado, de un investigador privado que se enfrenta tanto a los crímenes como a la corrupción y anquilosamiento de la policía convencional. En unos primeros momentos, el crimen fue el eje central, pero va más allá de la resolución del delito: explora las motivaciones detrás de las acciones, desentraña los conflictos sociales y políticos, y muestra la lucha entre el bien y el mal en una sociedad corrupta o decadente. A medida que el género fue evolucionando sus características más distintivas incluyeron tramas complejas y enrevesadas, donde el crimen es el motor que impulsa la historia. Los personajes suelen ser multidimensionales, con protagonistas atormentados, detectives privados o policías con vidas tumultuosas y oscuros pasados, quienes se enfrentan a desafíos éticos y morales en la resolución de los crímenes. Marina Casado da una vuelta de tuerca más y, cumpliendo los estándares del género, incorpora una protagonista femenina, Natacha, que investiga un aparente suicidio de una vieja amiga.

Recuerdo a Carolina fumando compulsivamente, arrojando el cigarro al suelo antes de terminarlo y, a los cinco minutos, extrayendo otro de la cajetilla. Hablaba muy deprisa y gesticulaba de forma exagerada, siempre oculta tras unas Ray-Ban, con los labios encendidos de carmín rojo. Cuando trato de pensar en el color de su cabello, unas veces lo veo moreno y otras, rubio platino. También lo tuvo azul un tiempo, aunque no lo llegué a conocer en persona; lo supe por las fotos que publicaba en sus redes sociales.

El día en que me anunciaron su muerte, sonaba en la redacción del periódico aquel viejo tema de The Mamas And The Papas: California Dreaming y fuera caía una tormenta monumental.

El ambiente suele ser sombrío y realista, reflejando la crudeza de la sociedad, La manzana de Eris se sitúa en la actualidad y pone en juego las tácticas empresariales, casi propias de una secta, de una empresa, Vitherbal, que comercializa batidos dietéticos. Una estafa piramidal en la que se ven involucrados, con numerosos giros de guion los personajes. Vemos, como tema secundario cuestiones de identidad, y de cómo el mundo digital permite el desdoblamiento, la ocultación tanto como ofrecer las herramientas para el desvelamiento y la investigación.

El viernes por la mañana me levanté pronto para experimentar con el maquillaje. En el último cajón del armario del baño conservaba una caja de sombras, bases y coloretes que me habían regalado Reme y alisa en el primer año de carrera, cuando todavía nos estábamos conociendo. No llegué a usarla, pero decidí que tal vez algún día me sería útil y, por fin, ese día había llegado. Tras casi media hora probando diversos potingues, el espejo me devolvió una imagen desacostumbrada de mí que rematé con una barra de labios de tono rojizo. El resultado, desde luego, era impecable: no parecía yo.

Que sea femenina la protagonista, y un poco menos canalla que los clásicos del género, no la hace menos perspicaz. Es un personaje complejo, con motivaciones claras y con la evolución que la presenta mucho más realista. No es la primera vez que tenemos a una protagonista, Dolores Redondo, en su trilogía de Baztán, enarbola a la inspectora Salazar, sin embargo, Marina Casado prefiere un perfil no profesionalmente dedicado al crimen. Así se entrecruzan otros ambientes y también da pie a perspectivas feministas, desafiando de esta manera las convenciones de masculinidad y feminidad de la novela negra.

Recuerdo que, en mi propia comunión, me empeñé en ir vestida como los niños, con el típico taje de marinerito que me hubiera hecho sentirme como la capitana Natacha, una aguerrida loba de mar al mando de alguna embarcación que tuviera un nombre similar a La Pantera Oceánica. Al final, no logré mi objetivo y la consabida fotografía con el vestidito blanco –y una mirada que parece estar perdonando vidas– luce hoy en el mueble del salón del piso de mis padres.

La narrativa es directa, con un estilo conciso que enfatiza la acción y los diálogos intensos. A menudo podríamos decir que la acción de la novela se desarrolla precisamente a través de los diálogos. La crítica social y política es una constante, mostrando la corrupción, desigualdad y los conflictos inherentes a la naturaleza humana. Es aquí donde radica parte del atractivo de la novela, los personajes son reales en un mundo real. Sus sentimientos fluctúan, se ven engañados, evolucionan, rectifican… Se ven atenazados por rutinas laborales, por conflictos de pareja, tienen sus dificultades para desplazarse, para conseguir información o infiltrarse. Además, la ambientación urbana es ejemplar.

El barrio de Salamanca, con sus calles anchas y señoriales, podría haberse encontrado en París o en Barcelona. Famoso por sus tiendas y restaurantes de lujo, en él puedes cruzarte con todo el pijerío madrileño y con los turistas que acuden para conocer uno de los barrios europeos con un mayor nivel de vida. Algunos edificios todavía conservan los holgados portales por los que antaño debían pasar los carruajes. La calle Goya, por la que caminaba, es perpendicular a la famosa calle Serrano, uno de los corazones comerciales de la ciudad.

La novela negra trasciende la resolución de crímenes para explorar temas profundos como la moralidad, la corrupción, la alienación y la complejidad psicológica. Marina Casado ofrece una visión algo descarnada y muy penetrante de la condición humana no necesariamente en su faceta más oscura. Si de Hanna Arendt aprendimos que el mal puede ser devastador en manos de individuos simples, la banalidad, la terrible banalidad de la estafa piramidal es un síntoma muy revelador de la sociedad postindustrial en la que estamos inmersos. La sociedad del conocimiento y los avances en el márquetin, en el control mental ponen de manifiesto tanto las aspiraciones como los medios asumidos como normales en estos tiempos inciertos donde la superficialidad y el culto al cuerpo tienen un reverso tenebroso. La novela negra siempre es un reflejo crítico de la condición humana y de la sociedad en la que se sumerge y La manzana de Eris no es una excepción. Además, comenzar con el inicio de Howl, Aullido, de Ginsberg es un anuncio de buena literatura.

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