viernes, 5 de junio de 2015

Pitada solemne


Parece mentira pero le estamos dedicando tanta atención a la pitada en el partido del final de la Copa del Rey como a los pactos post-electorales. Parece mentira pero somos así. Y que conste que no me gusta el fútbol, es más, creo que es de lo peor que le puede pasar a una democracia. Ya saben, aquello del pan y circo, pero sin el pan. Son un mal ejemplo para los que nos dedicamos a la docencia ofreciendo unos modelos de éxitos que son desastrosos para los que inculcamos el amor a la cultura y la demora de las recompensas inciertas. Además, no me merecen respeto intelectual, por muchos estudios que tengan, cuando veo a hombres como trinquetes tomándose en serio un partido de 11 contra 11 que van cambiando de un año a otro, diciendo cosas como que no sienten los colores.... me desespera.


Pero en fin, es la nueva religión laica. Tiene sus dioses y sus sacrificios. Dioses vengativos y enfrentados. Como enfrentados han quedado todos después, bueno, y antes de jugarse el partido de final de Copa. A muchos les ha parecido ultrajante y piden venganza, otros sonríen por lo bajini, orgullosos de la demostración de decibelios.

Por lo visto este año se enfrentaban un equipo de Cataluña, el Barcelona FC, y otro Athletic Club de Bilbao, equipo este último conocido por su tradición de contar sólo con jugadores vascos. Un cóctel  explosivo en estos tiempos de euforia nacionalista. Así que se preveía una sonora pitada durante la ejecución del himno nacional español. Y así ha sido. Pero lo peor, a mi juicio, son las reacciones que ha suscitado en televisión.

Muchos dicen alto y claro, no hay que mezclar fútbol con política. Es un acontecimiento deportivo que no tiene nada que ver con ideologías separatistas, sólo son once fornidos futbolistas batiéndose contra otros fornidos futbolistas. Aparte de considerar que lo personal es político, ¿alguien se ha parado a considerar que se llama “Copa del Rey” y antes “Copa del Generalísimo”' ¿En serio que no hay política? Hay otros países que tienen competiciones similares entre la primera y la segunda división y no tienen la consideración de llevar propaganda de un régimen ni dictatorial ni monárquico.

Otros indignados justifican su indignación pidiendo reflexión a los contendientes, ¿no es eso contra lo que protestan  el símbolo de que puedan protestar? Creo que sí se dan cuenta y de que esa es la intención. Este argumento esgrimido por los “patriotas” me descalificaría personalmente. Soy republicano y trataré que vuelva la República, lo que me hace estar en contra de gran parte de la Constitución Española vigente. Pero eso no quiere decir que yo esté en contra de las libertades, al contrario, quiero otra Constitución que me ofrezca más.

Pero, si no les gusta España, ¿por qué juegan una liga española? Si se salieran con la suya, nos advierten, jugaría el Barcelona con el Reus y el Athletic contra la Real. Y se perderían los “clásicos” Madrid-Barça, y lo máximo será un derbi entre equipos locales. Personalmente no me importaría, pero parece un argumento de peso para los aficionados al fútbol. Da igual que otros países hayan hecho apaños para no perder equipos en sus ligas, ni que haya diferentes competiciones europeas. Da lo mismo, el caso es buscar un argumento que nuestro interlocutor asienta convencido.

¿Es pitar al himno una descortesía, un insulto, un delito? Según el Tribunal Supremo no es un delito, tajantemente no lo es. Forma parte de la libertad de expresión. Entonces, ¿por qué insisten? Hay quienes llegan más lejos y piden que se cambie la ley para que sea un delito. ¿Qué clase de democracia es la que consiste en cambiar las leyes para sancionar a petición? No es delito, pues que lo sea. En cambio no podemos hacer lo mismo para endurecer las penas a terroristas, violadores o corruptos. Para éstos, en cambio, están planeando evitar la “pena del telediario”.

Y amenazan con investigar a quienes vendan silbatos y sandeces parecidas. Eso de cambiar las reglas de juego para que se castigue lo que a mí personalmente no me gusta no lo veo muy democrático.

¿Y qué decir de la celeridad con que el Gobierno ha condenado el acto? No se dan tanta prisa para nada, ni para el Prestige, ni para tomar decisiones sobre el fracaso electoral, ni para designar candidatos... pero eso sí les mueve el alma.

Yo estoy totalmente en contra de los himnos, son artimañas sentimentaloides pensadas para unirnos frente a los otros, para que nos identifiquemos con algo que no es nuestro. Respeto a quienes se sientan identificados por él, pero pitar a un himno no implica incitación a violencia ni a nada. Expresa un disgusto soberano, que además, no interrumpe la celebración deportiva, mientras que increpar a los árbitros sí lo hacen.

Pitar el himno puede tener, además, muchas interpretaciones. Está circulando un twit proveniente del PP en la que asociaron la protesta con el hartazgo hacia las políticas de Zapatero. Ahora no es una protesta contra las políticas concretas de nadie, es un insulto a la Nación, patria común e indivisible de todos los españoles. Todos debemos amarla sin reparos y no protestar en absoluto con devoción de un hijo ante su madre.

Me da la impresión, además, de que el desagrado que están sufriendo los patriotas a los que le duele el himno se está utilizando políticamente. Un desagrado personal elevado a la categoría política. No dudo de que haya quien se haya ofendido. Las ofensas son así. Lo que creo es que una vez ofendido, se busca un argumento más o menos plausible que cuente con el entusiasmo o, al menos, la aquiescencia, de los oyentes/lectores/televidentes. Veamos, ¿qué argumento podemos dar para que nos den la razón? Probemos con “no mezclar política y deporte”, o mejor, “el himno es símbolo de la democracia”, espera, espera, “incitación a la violencia”, y si no, “si no les gusta España, que no jueguen la copa”... ¡Cuánta inventiva para tan poca cosa!

Eso sí, totalmente fuera de lugar penalizar a los equipos. Eso queda clarísimo. No son ellos quienes han lanzado la consigna de pitar, en todo caso los de CiU que repartieron silbatos en Mestalla en el año no-sé-cuántos. De todas formas no nos preocupemos, el fútbol mueve tantos millones que nunca habrá problemas para que se acabe, nos saltaremos los controles de Hacienda, o perdonaremos deudas, daremos ayudas, cambiaremos las reglas para poder seguir disfrutando del deporte rey. ¿Ven cómo es lógico que se juegue la copa del rey y a la vez se pite al himno?

No voy a meterme en berenjenales sobre la ira y su funcionamiento en sociedades democráticas, y dejaré a Sloterdijk o Manuel Delgado que expliquen mejor. Pitar el himno no es símbolo de ira al mismo nivel que amenazar una librería, o montar manifestaciones contra el resultado de las urnas.

Lo más sangrante es que se le dedique tanto tiempo a esta anécdota, o a la salida de permiso penitenciario de Isabel Pantonja y no a los verdaderos temas candentes. Lo mismo es todo por mantenernos ocupados discutiendo tonterías en lugar de los recortes, los pactos o el Tratado Trasatlántico de Libre Comercio. Lo dicho, pan y circo, pero sin pan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario