miércoles, 22 de noviembre de 2017

Reseña de Mercedes Gómez Blesa: “Los nuevos bárbaros”. Huerga & Fierro editores. 2007


Este pequeño pero intenso volumen es el primer libro de poesía de la autora. Mercedes Gómez Blesa es filósofa, especialista en María Zambrano y reivindicadora del papel de las intelectuales durante la República. Los nuevos bárbaros es, por ahora, su única incursión en la poesía pese a que, entre sus intereses filosóficos, está las relaciones entre filosofía y creación poética, de lo que estos versos son un ejemplo muy interesante. Los cambios propios de este principio de siglo que han dado una sensación de desconcierto, inseguridad, miedo y la creación de nuevos dioses. La situación general parece afectar también a la esfera íntima y privada. La voz del poeta es la de un profeta que no promete nada, que sirve como análisis filosófico de esta sociedad de consumo material y de ideologías, de culto al cuerpo y de perplejidad.

            Los nuevos bárbaros se compone de cinco largos poemas que focalizan su atención en diferentes aspectos de este mundo loco.

            Comienza, ¿cómo no?, con una cita de Nietzsche: “hay mucha sabiduría en el hecho de que exista mucha mierda en el mundo”. De esta forma se marca un cierto mood para todo el poemario, el poeta, profeta que clama en el desierto. Dios y el hombre enfrentados porque el hombre se ha encargado de fabricar su propio infierno, usurpando una de las prerrogativas divinas. La autora, como Nietzsche, reniega de la compasión y pasa al análisis crítico de la realidad actual.

            “¿a seguir engañando, como mis antecesores,
            yo, que me sé la última de una estirpe ya imposible,
            pues para qué profetas en tiempos de penumbra?” (I)

            De Nietzsche también viene la muerte de Dios y el desencantamiento del mundo:

            “Ya no podemos blasfemar en nombre de dios,
            pues Yaveh firmó definitivamente el finiquito” (I)

            Pero, ¿qué remedio queda? ¿dejar al Hombre abandonado y hacer oídos sordos? El poeta / profeta

            “No he venido a él a hacer regalos
            ni a prometer un Übermensch.
            (...)
            Yo no creo en los ídolos antiguos
            ni tampoco en los nuevos que opositan
            a la plaza que Dios dejó vacante
            (…)
            Quizás sea ese mi único cometido:
            anunciar los modernos tenderetes
            de la salvación, los nuevos templos” (I)

            Esa será la misión del nuevo poeta / profeta / filósofo.

            En el segundo poema se analiza, como diría Canneti, la masa y el poder:

            “No son ideas lo que aúllan estos adolescentes,
            son conjuros de su desilusión y de su rabia,
            exorcismos de su nostalgia y resentimiento,
            pues intuyen la falsa promesa final
            y urgen la forja de otro paraíso,
            un paraíso menor, de contorno humano” (II)

            El fin de los grandes relatos y las utopías que quedan reducidas a la búsqueda de cierto confort. Una desilusión ante las utopías y los ismos que marcaron el siglo XX… poca esperanza queda:

            “Pero con la ceniza d ellos viejos ídolos
            los hombres modelan otros nuevos” (II)

            En el tercero, “estos hombres, eternos adolescentes, los nuevos bárbaros” (III) abandonan la vida de arrojo y valentía, dejando atrás el ideal de la filosofía antigua que servía de modelo de conducta buscando la virtud y el coraje.

            Para el siguiente poema, Mercedes Gómez Blesa, presta su atención al sufrimiento religioso como intimidad con el cuerpo, una lírica que emparenta en forma con la tradicionalmente religiosa, pero a la que dota de un nuevo contenido, de crítica y análisis. La nueva religión a la que se refiere es el culto al cuerpo que consiste en mortificarlo y torturarlo:

            “Un cuerpo divino sin Dios
            un cuerpo glorioso sin gloria y sin gracia
            (…)
            ¿por qué, entonces, el ayuno,
            esta perpetua cuaresma” (IV)

            Se pregunta este profeta, lamentándose de estos “nuevos santos anoréxicos” (IV).

            En el último poema se reflexiona sobre los nuevos miedos, esa extraña perspectiva del dasein, dese ser para la muerte esperando el Apocalipsis viendo el telediario:

            “¿Es el miedo nuestra heroína
            o hemos hecho del pánico nuestra anestesia?” (V)

            He aquí la cuestión del manejo del miedo y del uso político de éste.

            “¿No somos, en el fondo
            como esos pasajeros de aeropuerto
            que se aúpan a una larga cinta transportadora
            y andan sin andar, sin hacer camino,
            desmintiendo sus pasos?” (V)

            Y, a pesar del dolor y la derrota, hay que amar la vida. El rico lenguaje poético se pone al servicio de la claridad intuitiva de la reflexión. Las metáforas, las sinestesias y el cuidado léxico van dirigidos a conmover los sentidos, la piel y la razón. Es la de Mercedes Gómez Blesa una poesía original en el panorama poético, donde está primando el yo descarnado, la subjetividad que se muestra o que escapa bucólica, la creación de un yo poético como paisaje desolado, o la percepción del paisaje natural como un decorado donde contemplar la realidad verdadera. Tampoco sigue la estela de los poetas comprometidos, con afilados versos de denuncia política y social, tan necesarios por otra parte. La autora propone una vía filosófica de reflexión sobre la modernidad del miedo líquido, de las amenazas del mundo, de la muerte de dios y el consumismo donde somos los hombres el propio infierno de los hombres. Lo trágico es que diez años después siga estando vigente.

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