miércoles, 14 de noviembre de 2018

Reseña de Mª Dolores Galán: ‘Una estrella en el bolsillo’. Libros de Canto y Cuento. 2018.



Resultado de imagen de Mª Dolores Galán: ‘Una estrella en el bolsillo’. Libros de Canto y Cuento. 2018.Este es el primer libro de Mª Dolores Galán después de haber participado en diversas revistas literarias y en publicaciones colectivas. Se pone bajo la atenta mirada de José Mateos (editor), Javier Salvago y Manuel Altolaguirre en las citas iniciales. Comienza con una celebración de la palabra, que recoge las ilusiones nunca cumplidas (La danza, Todos los cuentos: “Podrán cambiar los nombres de los libros, / pero no nuestros sueños) en una revisión de las mitologías infantiles (Espejo mágico): “Despertaba con gritos cada día / y salía de casa con mis libros, / complejos y amarguras / al lugar donde estaban mis amigos, al cielo del colegio. / Hoy no tengo en mi casa espejo alguno. / Aunque dentro de mí, / mi madre se recrea borrando mi sonrisa”.
                Es un libro muy duro de ajuste de cuentas con la vida, con la figura de la madre como principio de realidad y frustración de los sueños y la persistencia de estos a pesar de todo: “Y aunque no pueda ser, algunas noches / camino por la calle / con una estrella dentro del bolsillo / y la luna girando entre los dedos” (Sueños cumplidos).
                Sin embargo, el hogar era confortable con los hermanos (Un mundo de colores) y la figura de un padre benévolo: “Mi padre suavizaba mi temor / diciéndome al oído: Tú nunca tengas miedos, / nadie ha muerto. Los hombres son actores, / y la sangre que ves, pintura roja /…/ ahora veo cómo mueren en los informativos // No puedo desviar la mirada a otro lado” (Pintura roja). Este es, sin duda, una carta de amor al padre, a quien está dedicado el libro: “Quiero que sepas / que me acuerdo de todos tus consejos: / Si no tienes motivos para sentirte alegre, / invéntate una historia // En mi cuento estás tú y yo soy una niña / a la que siempre escuchas con paciencia” (Reflejo).
En la carta se amontonan, cómo no, recuerdos: María Inmaculada, La partida… A su vez, los papeles se invierten y se habla desde la maternidad: Preguntas: “–Aún no sé qué es la vida / pero sé bien que tú / le diste algún sentido / cuando yo te la daba”. Las relaciones cotidianas entre generaciones, de ser la hija a ser la madre, de aprender a enseñar: “Me preguntas porqué siempre estoy triste. /Pero tú nunca estás cuando me siento triste” (Nuestro paseo).
Hay mucho sufrimiento condensado en la historia que pesa sobre los versos: “Si la muerte es no ser, yo ya nada tengo / Tantas veces no he sido (Súplica); “Yo sé que hay infierno porque he vivido en él” (Una flor entre las llamas); “Entre mis manos iba / la vida. Y lo demás / me parecía muerto” (Feria del libro); “Si me regalas algo, solo quiero tu tiempo” (Tu tiempo). Desdoblándose en el Suicida: “Aunque hayas conseguido lo mejor para ti / sigo viendo colgada tu amargura, / meciéndose en la cuerda, donde ahogaste tus miedos”. Y con el compromiso social en Bajo las ramas verdes y Ciudad Juárez.
Una notable puesta de largo que se beneficia de la sabiduría de quien ha vivido y ha aprendido las lecciones que una vida, por muy corta que siempre resulte. Un posicionamiento que pivota entre los recuerdos del pasado, que pesan y condicionan, pero también forjan y liberan; y el presente que abre las posibilidades para revivir en carne propia lo que el recuerdo nos trae.
“He destrozado todos mis espejos.
Y sin embargo, pese a las heridas,
he recogido algunos de sus trozos.
Quién sabe si en alguno aún encuentre
un poco de verdad” (La búsqueda)

1 comentario:

  1. Muy interesante reseña que ofrece la posibilidad de conocer un poco esta obra de María Dolores. Por su especial temática me interesa y mucho, así que tomo debida nota.

    ResponderEliminar