jueves, 6 de junio de 2019

Reseña de Daniel Barroso Rosendo: “El rayo verde y otros haikus de Aurora”. Takara Editorial. Colección Helena. 2018.


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La tradición del haiku está, afortunadamente, dando haikus poco tradicionales. La férrea estructura silábica se emplea ahora para usos poco canónicos. La brevedad se convierte así en la esencia de un género, que en su origen, era bastante específico en temas y estructura. Después de La vuelta al mundo en 80 jaikus de la gran Itziar Mínguez, Takara nos ofrece una nueva colección de estos poemas cortos de la mano de Daniel Barroso Rosendo. Nacido en Puerto Real (1973), profesor de secundaria, editor de la revista “Pegamento”, traductor, guionista e intérprete de canciones. Aprovecha esta ocasión para abrirnos su corazón en una historia de amor contada a fogonazos, a destellos.
                Uno de los puntos de apoyo poéticos es la ambigüedad del nombre propio y la aurora, lo que le permite jugar a utilizar ambos sentidos alternativamente (incluso a la vez), facilitado por la falta de puntuación. La historia del enamoramiento y los primeros momentos de la pasión están contados con el mismo entusiasmo de un adolescente, con la alegría y el disfrute de los deseos y de los cuerpos, del ansia de la espera, de los besos y las caricias.
                En cuanto a los aspectos formales, destacar que no siempre se encorseta en los patrones 5/7/5 y a veces utiliza la rima, lo que, junto a cierto gusto por el vocabulario más llano (la poética de lo que pasa en la calle), nos sugiera un tono muy cercano a las letras del flamenco. Juan Peña sería un referente exquisito en esta línea: “salgo barato / tus caricias y besos / son mi salario”; “no tengo prisa / el beso de mañana / no me los des hoy”; “soy un obrero / esclavo de tus besos / a ellos me debo”…
                Por supuesto hay haikus de construcción más convencional (“llega la aurora / rocío en la hierba / sol de levante”; “noche de estrellas / calor verano jazmín / y luna llena”), en los que la contemplación de la naturaleza ofrece al poeta la ocasión para detener su atención en los detalles y, a partir de ellos, llegar a la trascendencia. Predominan, sin embargo, los haikus más narrativos: “la noche se fue / me despertó la aurora / desayunamos”. Incluso podríamos decir que su disposición ordena la historia de amor, siguiendo una línea argumental que se completa con apreciaciones naturales, como en los planos generales de las películas románticas: “alberca helada / compartida de niños / congela el tiempo”; “piso la hierba / en un parque vacío / zapatos fuera”
                Se salpican también con algunas referencias culturales, “yo estaba triste / entonces te conocí / a lo Fellini”, o en la adaptación de la memorable canción de Teenage Fanclub: “si me preguntas / tu amor es el sitio / de donde vengo”. Ecos de Miguel Hernández: “mi niña alegre / chispas en su mirada / sonrisa alada”…
                Podemos seguir el proceso de enamoramiento en estos versos en todos los pasos del amor romántico. Expresivamente se cuentan las contradicciones: “continuamente / me creo que te sueño / y estoy despierto; los arrumacos: “campo limpio / tu espalda tersa y lisa / para mis manos”, “te besé el hombro / las olas se estrellaban / contra las rocas”; “boca soñada / pétalos de jazmines / dulces granadas”; la alegría del amor que absuelve de lo cursi: “pertenecemos / al consejo de acciones / de El Beso S.A”; “Su DNI / hija de Zeus y diana / nacida en Gades”; un día contigo / es un relato corto / escrito en verso”; el júbilo: “ay risa alegre / un bocado de cielo / cómo acaricia”; la ternura: “como un tesoro / la caja de tu pecho / guarda suspiros”; la exaltación: “¡ay amor mi país / mi tierra mi bandera / ansiada patria!”; “rompiendo el hielo / el ejército blanco / conquistó Moscú”.
                El amor, quien lo probó lo sabe….
“ella camina
su estela deja huella
que ni el mar borra”

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