Este volumen póstumo recoge algunos textos del propio Miguel Catalán y otros que surgen de un homenaje sentido a su persona. El prólogo corre a cargo de José Luis Morante, gran conocedor de su obra. El resto se divide en piezas propias Pensamiento breve reunido, Poemas de la fascinación y Ronda de abrazos, en la que participamos otros autores. Este homenaje hubiera sido imposible sin la colaboración de María Picazo. De esta forma se hace un repaso a la Seudología y Suma breve. Pensamiento breve reunido (2001-2018) y Suma y sigue (2019).
El propio Miguel Catalán en la nota del autor confiesa “Al revisar mis pensamientos breves encuentro que pueden dividirse en dos clases: los que repentinamente bajan del cielo sin saber cómo para convertirse en una especie de fulgoritos, esos pequeños fragmentos de tierra fundida por un rayo en milésimas de segundo, y aquellos otros que forman parte, o integran la conclusión, de una cadena de razonamientos implícitos. A los primeros los recibo; los segundos, los cultivo”. Estas dos maneras de escribir los aforismos no tienen que ver con el tema, son dos formas de “inspiración”. En los aforismos incluidos en Suma y sigue, nos deslumbra con las apreciaciones tan certeras y detallistas: “Escribir con música sublime de fondo tiene sus riesgos. Lo más probable es que el escritor atribuya a las palabras que escribe la sublimidad de las notas que escucha”; “Hay un momento en el que el significado de los insultos pasa a segundo plano. Cuando la discusión empieza a subir de tono, da lo mismo oír « cretino » que « canalla ». El insulto se desarticula para volver al gruñido monosilábico original”; “En la guerra milenaria entre ricos y pobres, los primeros cuentan con la gran ventaja de que la mayor parte del ejército contrario se cambiaría de bando si pudiera”.
La visión se posa sobre lo más general (“El calentamiento global es el canto del cisne térmico”), lo humano (“El adicto, ese libre esclavizado”), la paradoja (“La fiebre, ese infierno en defensa propia”) y la poesía (“Y cuando la primavera prometía la felicidad, llegaron las moscas”). En otras ocasiones son los sentimientos y las apreciaciones más personales: “Los trámites, esas batallas de la guerra burocrática”; “Malas noticias para la postverdad. Un escritor puede luchar contra el lenguaje de su tiempo, pero contra el del tiempo futuro” o, hablando Sobre La vida de Brian: “Paradójicamente, este recuerdo fiel de los buenos gags extendió sobre el conjunto la impresión de lo demasiado visto”.
Otra serie de aforismos es la incluida bajo el título de Pasos sueltos, donde la percepción poética es mucho más patente: “El acordeón, ese piano ondulante”; “Espejismo: espejo del deseo”; “La poesía nace del contraste con la realidad”… Tampoco faltan ni el humor (“La goma de borrar, esa arma graficida”) ni las máximas (“El presagio enseña sus cartas cuando se vuelve exigencia”).
La emoción aumenta cuando leemos los textos en los que habla, con serenidad y lucidez, sobre el cáncer: “que la conciencia de la enfermedad te despierte en medio de la noche”. Llega a decir, en el sentido casi de Susan Sontag, que “El cáncer es una metáfora de la existencia”. Hay que resaltar el valor que tiene afrontar con su serenidad el pensar sobre la enfermedad, “El instante preciso en que el frío llega de dentro”. Es capaz de sacar enseñanza del proceso: “El efecto benéfico de la enfermedad sobre la percepción del tiempo es asombroso; cada instante de placer se vive en la expansión de cada hora, cada día que pasa sin malas noticias, un mes de plenitud”; “El cáncer me ha enseñado a vivir como si hubiera sido un sonámbulo inconsciente todos los años anteriores de mi vida. Siempre me gustó la vida, pero solo ahora la amo”.
Después el volumen continúa con los Poemas de la fascinación, donde podemos apreciar su lirismo en la temática amorosa: “Cada historia de amor, / cuando pasa a ser pública, / es la historia de un malentendido / entre lo que los amantes suponen que debe saber la gente / y aquello que la pobre gente / es capaz de entender” (Nuestra historia de amor); “Desde entonces, desde aquel momento, / hasta ahora en que te estoy hablando, / las estrellas no han dejado de nacer, / como gigantes congelados, / mientras no cesaban dulcemente de sonreír / todos los sabios” (Los mismos ojos).
Termina el libro con la Ronda de abrazos es una recopilación de textos que muchos de sus conocidos hemos compuesto para celebrar su amistad, admirar su obra y, especialmente, su calidad humana. Alejandro Aguilar, Gloria de Frutos y Antonio Sauri escriben cartas a quien fue amigo. Francesc Arroyo hace un repaso a la Seudología. Hiram Barrios señala que Miguel Catalán tenía otra mirada. José Miguel Borja habla de su relación personal e intelectual mientras que Carmen Canet señala lo humano. Raquel Díaz Seijos de la relación entre humor y filosofía. José Félix Escudero destaca la importancia de su literatura y pensamiento para el panorama valenciano y español. Un servidor expresa su gran admiración. Luis García-Chico, su bondad. Muchos también recordamos a María Picazo. Pedro García Cuadro la literatura, su mirada y su amistad, como Alberto Gimeno, que destaca su generosidad. José María Martínez Selva añade el compromiso intelectual como escritor y persona. Miguel Martínez hace un repaso de su obra, como Javier Paniagua que resalta la monumental importancia de la Seudología. José Vicente Peiró la valía intelectual y José Payá Beltrán subrayan lo cotidiano de su trato y el entusiasmo por su obra que despierta en Blanca Rodríguez López. Daria Rolland Perez y Jean Claude Rollan, el honor y el placer de trabajar con Miguel Catalán. José Miguel Segura Rosselló recuerda que fue un escritor prolífico y deslumbrante. Tirso Priscilo Vallecillos García, redacta un recuerdo poético de Miguel Catalán. Justo Serna recomienda vivamente leerlo. Luis Veres “en Miguel Catalán había dos mundos: su universo personal, con su casa, la biblioteca y su mujer, y el resto”. Habla del germen de la Seudología. Y, para terminar, Ricardo Virtanem también resalta lo enorme de su legado.
Sirva este volumen para dar constancia de la importancia como escritor y filósofo de Miguel Catalán y como homenaje sentido a la gran persona que seguimos teniendo en la memoria. Y sirva también como homenaje a su mujer María Picazo, incansable divulgadora de su obra y objeto de nuestro cariño y admiración.
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