martes, 11 de abril de 2023

Reseña de José María Souvirón: ‘Diario V’. Centro Cultural Generación del 27. Diputación de Málaga. Fundación Unicaja. 2022. Edición de Javier La Beira y Daniel Ramos López.


Concluye con este volumen la magna publicación de los diarios de José María Souvirón. Gracias a la impecable labor de Javier La Beira y Daniel Ramos López hemos podido acercarnos a uno de los diaristas más importantes del siglo XX español. No solo por las noticias concretas y personales sobre el mundillo literario de un desclasado de la generación del 27, también como valor en sí mismo. Si bien Souvirón no tuvo excesiva fortuna como poeta –bien que le pesa–, como novelista o ensayista, este diario lo redime. Comenzado a escribir en su madurez consigue alcanzar altas cotas de autenticidad y de talento literario, a pesar de sus rasgos característicos, nada sorprendentes, por otro lado, habida cuenta del momento histórico, como es su adhesión franquista (más que inquebrantable, duradera), y sus comentarios homófobos.

Por el lado están las menudencias literarias, ya hemos conocido sus afiladas opiniones sobre las grandes –y medianas– figuras poéticas, Vicente Aleixandre, los Panero, Vivanco, ahora Brines o José Hierro. Los roces con figuras importantes, las filias y los encontronazos, están descritos con sinceridad y son harto reveladores del ambiente de su momento. Es cierto que estos comentarios estaban más presentes en los primeros volúmenes, y se van apaciguando, que no desapareciendo, en este.

Luego están los padecimientos propios de la persona, los médicos y sentimentales, y, sobre todo, los espirituales. Porque José María Souvirón es un ferviente católico que tamiza la realidad a partir de sus creencias. No admite excelencia literaria fuera de la fe. Así prefiere sin dudar a Julian Green antes que a Camus, por ejemplo. Tilda de payaso a Marsillach en una obra, a su juicio, torpemente crítica con el Opus Dei. Muy sintomáticas son sus críticas al aggiornamento posconciliar y los curas obreros. Y de admirar, la descalificación hacia los autodenominados Guerrilleros de Cristo Rey, tan tristemente célebres a finales del franquismo y la Transición.

“Los locos alemanes. Los locos más importantes del mundo moderno: Novalis, Hörderlin, Kleist, Nietzsche, Schumann… (…). ¡Y anda que Hitler! Porque ni Stalin ni Mussolini fueron locos, en tanto que Htler y Hess lo fueron. (El pobre Hess aún lo es, y los que aún le tienen preso no son locos, son unos cabrones. Por malo que haya sido Hess)”(7 de octubre, 1969) [cursiva en la original]

El inexorable declive orgánico del protagonista se ve apaciguado por la presencia de la familia, con la que parece disfrutar cada día más. Volvemos a presenciar sus cuitas y sus enamoramientos, su querencia hacia Felicidad, la viuda de Leopoldo Panero. Un diario puede servir a quien lo escribe de muchas maneras. Puede ser un simple desahogo, o puede ser una manera de analizar la realidad cotidiana. Pero, sobre todo, es una manera de construirse uno mismo, de analizarse, de observar cómo la realidad alrededor se desenvuelve, de cuestionarse y de, incluso, consolarse. En cierta manera es una herramienta muy interesante en momentos de vulnerabilidad, como es el caso de la recta final de la experiencia vital de José María Souvirón. Un diario imagina, expresa sentimientos, dudas… Además de servirnos como ventanas para acercarnos a la realidad concreta del escritor y su entorno, le ha proporcionado a este una posibilidad de crear sentido, en este caso, con un fuerte contenido religioso.

Hemos asistido en estos volúmenes a la creación y transformación de un personaje que viste a una persona real. Hemos disfrutado de un documento impagable para conocer la realidad literaria de posguerra. Hemos conocido una persona con sus vacilaciones, con sus afectos y desafectos, una herramienta para asumir la vulnerabilidad que el individuo va sufriendo con los cambios, las enfermedades cercanas y la enfermedad propia. Desde el primer volumen el paisaje ha estado en transición, la construcción del franquismo y su consolidación, sus transformaciones para adecuarse a los tiempos que cambiaban, y qué decir de las transiciones vitales de José María Souvirón, su vida del lado de allá y de acá del océano, sus familiares, sus contactos literarios (el ejemplo de Neruda es más que significativo), sus gustos y su fe.

Un diario, en suma, que, como ya vienen señalando los críticos como José Luis García Martín o Anna Caballé, es un tesoro en sí mismo, muy por encima del resto de su obra. Enhorabuena a los editores Javier La Beira y Daniel Ramos López por una edición cuidada y rigurosa, enriquecida para los estudiosos con un completo índice onomástico.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario