miércoles, 31 de marzo de 2021

Reseña de ‘Leer la vida. Los diarios de José Luis García Martín’. Edición de Hilario Barrero. Cuadernos de Humo. Nueva York, 2021

LEER LA VIDA: LOS DIARIOS DE JOSE LUIS GARCIA MARTIN de HILARIO BARRERO |  Casa del Libro

Este volumen es la continuación del homenaje que Hilario Barrero le está haciendo a José Luis García Martín, resaltando el resto de los géneros que se han quedado relegados tras la fachada de crítico feroz e implacable. Primero fueron sus poemas, esta es la ocasión de los diarios.  La nómina de colaboradores es impresionante –con la evidente salvedad de un servidor–: Manuel Alberca, Javier Almuzara, José Cereijo, José Ángel Cilleruelo, Antonio Cruz Romero, Efi Cubero, Eduardo Jordá, José Manuel Benítez Ariza, Enrique García-Máiquez, José Luna Borge, Rosa Navaro Durán, José Luis Piquero, Antonio Rivero Taravillo o el propio Hilario Barero. El anfitrión cursó una serie de invitaciones con el compromiso de absoluta libertad para enfocar la glosa de los diarios. A veces, el volumen cuenta con dos visiones que enriquecen las perspectivas.

Lo interesante de estas visiones es que los diarios de García Martín hacen gala de su monotonía. El propio García Martín presume de ser una persona que ama las rutinas, que siempre está localizable, que tiene lugares propicios y que realiza los viajes a los sitios donde fue feliz. ¿Qué interés puede tener, no solo leer cada año su diario, sino la opinión que una treintena de escritores publique sobre ellos, alguno de los cuales está repetido? Hay una respuesta fácil, que es que cualquier pieza de la vida, que la misma flor admite cientos de lecturas. Aún más, uno sigue devotamente los diarios, esperando cada publicación, aunque se repitan los recorridos, aunque se repitan las conversaciones porque la vida está ahí, y la literatura está ahí.

A partir de la visión que nos van ofreciendo los diferentes autores advertimos ligeras diferencias, una evolución en el contenido de los diarios. La política, por ejemplo, tiene mayor protagonismo mientras que los secretos incómodos de la vida de los escritores se va diluyendo.

Cada uno de los participantes tiene su propia versión del homenajeado. En algunas ocasiones estamos hablando de amigos cercanos, de quienes han convivido virtualmente e incluso en el mal llamado mundo real. Otras veces somos meros espectadores lejanos los que intentamos explicar por qué son tas fascinantes las peripecias de quien no quiere tener peripecias. También hay enfoques escapistas, como Daniel Rodríguez Rodero, quien prefiere girar alrededor de su propia vida, contar su vida a través del gran crítico poliédrico de Aldeanueva del Camino.

Quizás alguno se asome a estos diarios con intención aviesa de cotillear los entresijos literarios, el mundillo. Y es que García Martín necesita a los otros para contar su vida. No se defraudarán quienes prefieran espigar las páginas buscando sabrosas anécdotas. Tampoco quienes disfruten con lo que pueda ser autoficción. Pero sobre todo, lo que vemos es el talento de un gran escritor que posa su mirada, un tanto gracianesca, sobre la vida cotidiana, su vida cotidiana –y no tan cotidiana. Este volumen ofrece, además, la posibilidad de valorar de manera crítica, y de disfrutar en el camino de estos análisis. Nunca sabremos de los secretos de García Martín por mucho que los exponga claramente a la vista de todos. Necesitaremos un intérprete para ver lo obvio, aquí contamos un una buena ración de ellos. En cierta forma, como avanzaba el homenajeado en una entrevista con José Luis Morante, “cada tesela de mi retrato colectivo tendrá mucho de autorretrato”.

Un inmerecido honor al que solo puedo corresponder con el entusiasmo y la admiración de quien ofrece cada año –varias veces al año– un apasionado amor por la poesía y la vida.

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