viernes, 10 de enero de 2020

Reseña de Raquel Vázquez: ‘Paralelo 36’. Talentura. 2019





Después del prometedor La ocarina del tiempo, Raquel Vázquez (Lugo, 1990), vuelve al mundo del relato. Ahora nos encontramos con una colección de narraciones situadas en diversas coordenadas alrededor del Paralelo 36, tanto el Norte como el Sur. Con este planteamiento puede situar sus acciones desde la costa californiana hasta Japón, desde Chile a Nueva Zelanda.
Raquel Vázquez sabe tocar las complicidades con el lector a través de las referencias extraliterarias, como sucedía en La ocarina del tiempo.  Recurre a la música (Metallica, Nirvana, Pink Floyd, Cohen, Guns and Roses, Nick Cave), al cine (Woody Allen, La luz del membrillo) sin que las referencias sean meros adornos, se integran en la narración como elementos iluminadores de las personalidades y las relaciones.
El planteamiento sugiere un recurso a la aldea global, a la red infinita que nos interconecta a los seres humanos en la posmodernidad, que, como popularizó Gilles Lipovetsky, es una era del vacío. Por eso el vacío es protagonista en muchos de los relatos, el vacío es lo que falta, el vacío es geográfico, el vacío es lo perdido. Historias de amor no correspondido, historia de sueños que se alcanzan en la distancia. Y, al contrario, relatando el distanciamiento y la desintegración de la pareja. 
                Son relatos intensos, que no intentan deslumbrar mediante la paradoja y el ingenio barroco, sino más bien, dibujan personajes que se mueven por secuencias casi automatizadas, casi programadas fuera de su conciencia. Una perplejidad de personajes trágicos, que deben acostumbrarse a la frustración y la derrota. “Todos los días son iguales” (Las torres de Hanói). Son personajes a la búsqueda.
                En cierta forma, como en la poesía de la autora, los personajes viven la necesidad de explicarse a ellos mismos a la vez que se ven, a veces, desbordados por las circunstancias. El planteamiento geográfico permite situarlos dentro de contextos muy diferentes. Como se hace explícito en los créditos finales, la escritura de estos relatos no hubiera sido posible sin las posibilidades propias de la globalización y el recurso a google maps. Sin embargo, a pesar de que en el índice se sitúan geográficamente los escenarios, la estructura no es tan simple. Recuerda básicamente a la inolvidable película de Jim Jarmusch, Noche en la tierra (Night on Earth) en la que se atraviesa el globo a través de una serie de historias de taxistas en diferentes ciudades del planeta.
                Con una técnica más depurada que en su primer libro de relatos, tenemos aquí 16 historias emocionantes y singulares en las asistir a las realidades distintas y a pesar, de ello, vernos reflejados como seres poliédricos.

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