jueves, 18 de abril de 2019

Reseña de Jesús Barroso Torres: ‘Contrapunto y fuga’. Takara. Poesía. 2018


Resultado de imagen de barroso takaraJesús Barroso es un periodista cultural y músico. Este es su tercer libro de poesía. Se encuentra cómodo, pues, dentro de la retórica musical. Así, los distintos apartados del volumen toman como eje el concepto musical. Comenzando por el Contrapunto: “Todo se hace real por la palabra, / hasta los sueños y la memoria. / Todo existe cuando se nombra, / menos el silencio” (Todo se hace real por la palabra).
                No podemos negar que Jesús Barroso utiliza una mirada costumbrista: especialmente recordado por el uso de la rima asonante en algunos de los versos, donde se rastrean ecos de poesías de otros tiempos: (Nombres propios), sin atarse a estrofas definidas (Toda la noche se oyeron tirar cohetes); o transfigurando el soneto: “Cansados de vivir siempre lo mismo, / con la misma certeza de la huida, / un camino desierto y sin salida / que conduce sin tregua al abismo”. Intenta imitar modelos clásicos: “De fuego y bronce bruñido tu cuerpo” (Lo que está por venir y lo que ha huido).
                En esta línea podemos apreciar el recurso a elementos tradicionales, leña de olivo, toques de campana llamando a misa… (Aquella casa); o la evocación de los recuerdos: la librería de los años 70 que cerró con la crisis de El hombre rebelde. Incluso podríamos ver un homenaje a Javier Krahe (Para que el fracaso no se suba a la cabeza).
                En cuanto a los temas, es lógico que el paso del tiempo cobre protagonismo como escenario para le experiencia personal: “Las rutas se han vuelto imposibles, / el viento del norte está borrando los caminos / hasta convertirlos en sendas inciertas. / La nieve lo cubre todo. // Este hombre que os habla / es ya una completa ruina” (Ahora es difícil el regreso); “Caminos del silencio al olvido, / anhelando el temblor que ahora no tengo, / por la luz tan dudosa de esta tarde. // No tenemos certeza en lo vivido, / y atizamos la llama del recuerdo / con la misma mentira en la que arde” (II); “La vejez llega” (¿Para qué tanto desvelo?) . También inevitables los versos dedicados a la escritura: “La guardia segura del poema / es hoy casa deshabitada y fría” (Poesía III).
                Es una poesía en la que se oculta el dolor y el sufrimiento: “nos lavamos los ojos a conciencia, / para que el agua limpie la tristeza, / el barro y el dolor de tanta ausencia” (Lo que está por venir y lo que ha huido); “Desde el error y la derrota / aguardo intacta tu presencia / para de nuevo salvarme” (En la rivera de la noche). Y se advierte más claramente en la segunda parte, Y Fuga: “Dicen que también el diablo escribe / en los renglones torcidos de dios” (Refugiados).
“Enfrentarse cada día
a lo que cuenta el espejo,
también a lo que esconde,
a lo que hay detrás” (Enfrentarse cada día)

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