Beatriz Ruiz-Mateos Fernández nació en Rota (Cádiz) en 2003. Es decir, que ha publicado el primero de los libros con 15 años. Estas historias las lleva escribiendo y dibujando desde primaria. Tiene 16 historias escritas y las ha publicado, por ahora, en dos partes. En El secreto de Astaroth la historia es más ambiciosa y ocupa todo el volumen, mientras que en El equipo de las Estrellas hay 4 relatos. En ambos casos se acompañan con los dibujos que la propia Beatriz Ruiz-Mateos realiza.
Aparte de considerar la extrema juventud de la autora, de los relatos pueden señalarse algunos elementos significativos. La protagonista y algunos de sus compañeros se corresponden con los nombres y, al parecer, con la personalidad de la autora y sus amigos. Esto no les quita voluntad de definir las personalidades diferenciadas, evita, pues, el riesgo de asumir que quien no conozca a las personas reales que hay detrás de cada uno se pierda. Incluso cada caricatura posee su propia personalidad, claramente reconocible.
Son libros dirigidos a un público infantil y juvenil. La acción es trepidante, especialmente en los primeros relatos escritos, que se corresponden con el segundo volumen. Los diálogos van avanzando el argumento y no son meros acompañamientos. En El secreto de Astaroth tiene la madurez de entretener la trama para que los personajes cumplan con sus obligaciones en el instituto. En los que componen El Equipo de las Estrellas hay un juego en el que los personajes se hacen famosos y son reconocidos de una aventura a otra. Sin embargo, no les dejan olvidar que son niñas.
–Sois e Equipo de las Estrellas, ¿verdad? –preguntó una anciana acercándose con curiosidad.
–¡Por favor! ¡Fírmame un autógrafo con tinta de clamar! –exclamó un jovencito con un trozo de alga en la mano mirando a Marta.
No faltan elementos fantásticos que provocan contratiempos y otros que los solucionan, pero detrás de explosiones o de mágicos remedios, hay detrás la descripción menos naïf de lo que podría esperarse de la vida de unos adolescentes que llegan del colegio al instituto y ven cómo los profesores cambian de hábitos y sospechan que algo raro está sucediendo. Se combinan tramas de detectives en las que Bea y sus amigas solucionan enigmas y viajan mágicamente a mundos insospechados, conducen coches a velocidad sobrenatural o destapan a vampiros entre las aulas.
Podemos encontrar valores como la amistad, el deseo de estar juntos y de disfrutar y de enfrentarse a las dificultades sin la ñoñería del buenismo. Estos son relatos para pasarlo bien, para dejarse enganchar sin prejuicios.
Más allá de valorar la precocidad y la entrega de Beatriz Ruiz-Mateos a la hora de escribir, dibujar y promocionar su obra, hay que constatar que es un producto digno y disfrutable, con simpáticos dibujos que pueden muy bien acompañar una o varias tardes con los peques y no tan peques. Solo queda animar a la autora a emprender caminos más ambiciosos y dedicarse a nuevas aventuras o explorar territorios literarios más amplios.
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