Esta investigación mereció el XXX
Premio Internacional de Investigación Victoria Kent del pasado año. Versa sobre
el papel de las mujeres, en plural, en las relaciones entre Rota y la Base
Naval norteamericana, desde la firma de los tratados bilaterales hasta el final
del franquismo. Las fuentes principales son las orales, a base de entrevistas
con distintas mujeres que tuvieron (y algunas todavía tienen) relación más o
menos directa con la base naval, por ejemplo, debido a motivos laborales, o
trabajar en el servicio doméstico de alguna familia norteamericana. Dos grandes
bazas cuenta esta monografía. La primera es la idoneidad del método que recoge
los testimonios de estas mujeres, que es completado con una búsqueda en
diferentes archivos, principalmente el Archivo Municipal de Rota, pero también
otros, como el Archivo Linz de la Transición Española. De esta forma se evita
el camino más o menos sencillo de acumulación de relatos. Es necesario
contrastar la percepción de las informantes con otras perspectivas más
oficiales o completarlas con datos específicos de los archivos.
Desgraciadamente ya tuvimos ocasión de comprobar la tentación en otras
monografías sobre este asunto, que, afortunadamente han podido servir como
apoyo y punto de partida para este estudio.
la reciente publicación de otro proyecto de Historia Oral elaborado por
Mª Dolores Pérez Murillo y Eva Díaz Buzón, consistente en una colección de más
de 40 entrevistas a mujeres y varones tanto españoles como estadounidenses,
también relacionados con esta base militar, no hizo sino replantearnos el uso
de otras fuentes orales más allá de las “creadas” expresamente para este
trabajo (p. 18)
La segunda aportación es el
armazón teórico que se utiliza para la producción del estudio. Es un error
desgraciadamente muy común entre legos y entre muchos historiadores –y
especialistas en ciencias sociales– considerar que los datos hablan por sí
mismos y que cualquier interpretación es una ilegítima injerencia de la
subjetividad. La dejadez teórica de estos especialistas lo único que consigue
es dejar en evidencia su propia subjetividad que pretende pasar como una
objetividad y, a lo sumo, resulta en una mera acumulación de datos. Cualquier
organización de los datos es una suerte de producción de datos. De poco nos sirve
describir el funcionamiento de cada célula del cuerpo durante la digestión si
no organizamos la descripción en tejidos, órganos y le damos un sentido. Carmen
Millán aprovecha la conceptualización que, por ejemplo, aportan los estudios de
género para poder interpretar las prácticas y las reacciones de todas estas
mujeres y sus entornos, “superando viejos modelos androcéntricos” (p. 20).
Además de la bibliografía directamente implicada, también sitúa e ilustra las
situaciones con referencias culturales entre las que hay que destacar, por
supuesto, Bienvenido Mr. Marshall, el memorable film de Berlanga que tan
familiar puede resultarnos.
La base,
decimos, son 14 entrevistas con mujeres que en el momento de la realización
contaban entre 52 y 93 años. Los motivos son “mujeres roteñas, pero también
quienes sin serlo hubieran vivido parte de su infancia o juventud en el
contexto estudiado” (p. 17). Algunas, 9 de ellas, son familiares directas de
norteamericanos, circunstancia no planeada de antemano. Muy interesante es
también la propia implicación de la investigadora en el contexto, de la que
advierte “de antemano no he querido abstraer completamente mi propia
experiencia” (p. 19).
La primera
parte, como es lógico, sitúa históricamente la firma de los tratados y la
construcción de la Base Naval, incluyendo el reflejo que todo tuvo en la prensa
del Régimen, proclive, por tanto, a la propaganda. También se revisa, en este
sentido, la imagen que se procuraba para la mujer como elemento indispensable
para comprender la relación entre éstas y la Base Naval. La distribución de los
contenidos obedece principalmente a criterios temáticos, aunque “intentaremos
seguir un cierto orden cronológico-temático, en algunos momentos familia,
trabajo y lugares de ocio aparecerán interconectados como los que son: espacios
cambiantes y siempre jerarquizados” (p. 31). Por último se indican algunas
líneas de investigación que pueden ser fértiles a partir de este estudio.
A partir del
tercer capítulo se trabajan estos espacios subjetivados y practicados. El
primero es el referido a la identidad, donde la imagen tradicional de “ángel
del hogar” y ama de casa se encuentra, como poco, cuestionado. No todo es una
“predisposición natural a la maternidad”, la necesidad y, sobre todo, la oportunidad
del trabajo fuera del hogar cambian las reglas de juego, como excepciones
aceptadas sin un cuestionamiento consciente de los valores, que, sin embargo,
sí que se ven afectados, especialmente en aquellos aspectos, como la
homosexualidad, de algunas mujeres que desafiaban la descripción estereotipada
de cómo debía comportarse y aspirar una mujer. Como bien se señala, la
identidad no es una mera decisión individual, y se analiza el patio de vecinas
como catalizador importantísimo para el manejo y la construcción de la
identidad de las mujeres.
Seguidamente
se analizan los espacios de confluencia entre las dos comunidades, por un lado
las relaciones y los matrimonios mixtos, por otro el mercado laboral, y, por
último un repaso a los lugares de ocio tan peculiares en esta realidad digamos
fronteriza. Las relaciones entre americanos y españolas no siempre fueron
idílicas, hay que contar con las resistencias a “echarse un novio americano”
así como la confrontación con la realidad cotidiana más allá del océano, donde
la situación “normalizada” a menudo suponía un enorme choque cultural. No era
lo mismo la vida en una base naval en el extranjero que la vuelta al suelo
patrio y, en algunos casos, se certifica una ruptura matrimonial.
El mercado
laboral incluye el servicio doméstico en hogares de norteamericanos tanto como
los puestos de trabajo en el complejo de la Base o fuera de él, como las
lavanderas que, en sus casas, realizaban trabajos para el personal militar.
Podría esperarse un cambio radical en el modo de vida, un contagio del American way of life, que, por otra
parte, llegaría a impregnar el resto de la cultura, los modos y las prácticas
del mundo occidental como símbolo de modernidad. Se comprueba que el cambio no
fue tan radical, que el pueblo vivió, hasta cierto punto, de espaldas a la Base
Naval, diferenciando dos espacios de convivencia y dos usos de vida con puntos
de contacto pero independientes.
El capítulo
dedicado a los lugares de ocio, donde la socialización se realizaba un tanto
fuera de la estricta mirada de las autoridades, es muy llamativo. En los
distintos locales, bares, salas de fiestas o clubes se llegaron a reunir
mujeres de diecinueve nacionalidades distintas. Y dentro de las españolas,
encontramos procedentes de lugares, como La Línea, que se acercaron con la
expectativa de un puesto de trabajo. En este ambiente hay que situar también el
espinoso tema de la prostitución, que llegó a saltar a la prensa británica por
supuesta trata de personas, chicas que venían con la idea de un trabajo y
acababan forzadas a alternar con los norteamericanos. Sin embargo, podríamos
ver cómo todos estos lugares, más aún, la llegada de la Base en conjunto, pudo
suponer la “aceleración” de los procesos de emancipación, aunque los roles no
se diferenciaran demasiado de los estipulados para su género y condición
(cuidados, domésticos, camareras…). Estos escenarios son básicamente
controvertidos y, en ellos, se ejercía la misma biopolítica de control sobre
las mujeres: ellas transmitían las enfermedades y ellas eran las manipuladoras
que seducían para casarse a los incautos chicos de la marina norteamericana.
Este somero
repaso no agota la riqueza histórica y sociológica que aporta el estudio.
Carmen Millán además, agradece con una sucinta biografía de las informantes,
alguna de ellas quedan en el anonimato por decisión de las propias
entrevistadas. Es de justicia devolver a todas ellas la información que
generosamente han compartido y es de justicia sacar a la luz, explicar y
compartir entre el resto de la población de Rota y, general, del público, la
vida e historia de aquellas mujeres que vivieron esa transición entre un pueblo
mayoritariamente agrícola, pescador, sólo con un incipiente turismo, y un
pequeño crisol de culturas, vigilado pero no siempre controlado, por una
dictadura y por una superpotencia en plena Guerra Fría.