Esta es una compilación de poemas de Memoria (Huacanamo, 2009), La mezcla confusa (UP José Hierro, 2011) y poemas sueltos publicados fuera de los libros. Están revisados y reordenados. Dentro de su producción poética quizás destaquen por su lirismo confesional: “Oda a la juventud recién cortada” (Campus); “En este verso está en mi juventud /…/ principio de un poema en su inicio / prometía ser más y que aquí acaba” (En este verso); “atrás el salvajismo de la tarde / para volver a ser los que creían / nuestros padres que éramos” (Instrucción para una infancia idílica en el campo). Hay mucho de melancolía, de recuerdos de infancia y juventud, de los años de perfeccionamiento, como los varios “Omages” dedicados a escritores como Roberto Bolaño, J.A. Goitisolo… Tienen su aparición también otros de variado background, Houllevecq, Timothy Treadwell.
La edad dorada de la juventud se va desgranando en los recuerdos propios y ajenos: “No se trata de vidas egoístas: / son vidas armadas que los demás / que gozamos vidas predecibles, / que los demás, / que etiquetamos, que enumeramos”; “Alguna borrachera y todo el sexo. / Pero hay que recordárselo a menudo: / nada de esto es ni puede ser poema” (Para esto). Lo adereza Ben Clark con mucho sentido del humor (No quiero, TAE) y con autoironía: “No hay nada más inútil que escribir. / Nada más dependiente que los libros” (Contra la literatura); “Nunca hablar de sus obras ni de sus miedos íntimos; / hablan de porno y sexo sin preguntas, / de beber, de aquel sueño juvenil / que cada uno apagó para poder / estar allí sentado en la orilla” (Omenage a los poetas II).
“Tú lees porque piensas que te escribo.
Eso es algo entendible.
Yo escribo porque pienso que me lees.
Y eso es algo terrible” (El poema viral)
Pero sobre el oficio de poeta, La llamada, consigue un resultado brillante entre otros versos que reflexionan sobre la escritura y la vida: “Sé que los personajes harán fiesta / cuando intentes dormir. / No podré reposar en ningún sitio” (El cuarto de Fíctor). Ben Clark es un poeta de calle, que está inmerso en las preocupaciones cotidianas, que tiene conciencia crítica y se relaciona fuera delas torres de marfil: “La soledad abrupta de los hombres, / mujeres, niños, niñas que no quieren mirar / hacia el milenio infante / ni comprender el siglo XX más / allá de las películas de Hollywood”. Con la sabiduría que dan los días que suceden, reflexiona y se decide: “Pero si he de elegir / escojo las tres cosas que, se dice, / necesita un piloto con problemas; / velocidad, altura y una idea” (Tres cosas). Con la lucidez que solo el que está atento, escucha: “«¡Pero es justa la muerte!» / se consuelan los pobres. // «¡Solo es justa la muerte!» / ríe el enterrador” (La Mandrágora, canción).
La narratividad, especialidad de la casa, la encontramos en poemas como A un Garrad, de cuerda del ‘65 comprado en Ebay, o en el magnífico uso del anacronismo de Lorca imprime su tarjeta de embarque (1898-2018). Hay algunos ejemplos brillantes de monólogo dramático como El geógrafo Al-Himyari le escribe a un amigo o Maiakovski aparta, pensativo, la nieve de su puerta. Complementan, como ya hemos hablado, los Omenages a los poetas, y no solo a ellos: “Y es toda ella mensaje, / y es toda ella cadáver, / muriendo eternamente mientras viaja” (Omenage a la oscuridad). Así consigue retratar de una manera única algunos sentimientos, porque este es un disco eminentemente emocional: “Miradla, cómo pasa, es la alegría” (Alegría); “Con la pura verdad y las mentiras, / con todo lo que quise ser un día / y con esto que soy hoy, te he querido” (Con); “Debimos procurar enamorarnos” (Escuchado en Crowded House). Ternura y sensibilidad en el paso de la juventud a la primera fase de adulto, esa que mira hacia atrás con apego.
Tanto se ha preguntado Ben Clark sobre la utilidad de la poesía que sospecha que “Sería más hermoso no escribir” (Poema de amor porque no sé escribirte otra cosa). Sin embargo, también admite: “Claro que los poemas también tienen / algunas cosas buenas: / para empezar, son breves (casi siempre) / y no tienes por qué leerlos todos” (Ventajas vacías y la gran mentira). En el fondo, más allá de las sílabas está la vida:
“No sueñes con el verso perfecto del pájaro
/…/
y que en cualquier momento
puede echar a volar” (El verso perfecto)