jueves, 20 de abril de 2023

Reseña de Alicia Louzao y Julia Sánchez: ‘Meigallo. Tarot poético’. La Imprenta. 2022


Este es un proyecto muy especial. Es un libro de poemas transformado en un tarot con ilustraciones de Julia Sánchez Martín, cuya formación proviene de Publicidad y Relaciones públicas y cuya actividad incluye el marketing y creación de contenido con la dirección de arte y la ilustración. Tenemos, pues, una baraja de cartas con poemas alusivos en el reverso. Una subyugante propuesta, llena de arte. Son, como se indica en la caja, “24 arcanos y 2 comodines inspirados en el folclore y la mitología gallega, atravesada por la simbología adivinatoria celta”.

La técnica poética de Alicia Louzao se adecúa perfectamente a esta forma de magia que llevan los sueños y las profecías: “Mi niña que pesa / lo mismo que una pipa / que cabe en un meñique / que cierra los ojos a la luna / que la mira. / Se llamará Aurora como un dedo / sobre la frente: / Aurora hecha de cristal pálido, / Aurora de cascabeles” (Aurora). Podríamos casi, elaborar una o múltiples historias partiendo de la forma en la que caen las cartas.

Cada personaje oculta una historia, a veces terrible, siempre onírica: “Me comerán los huesos / cuando crezca / el ciervo que aguanta / tras la rama / tras la puerta, / viste tranquila, / ojos de luna” (Espera); “Es decir su nombre / y quedar dormido / sobre una mano / que se eleva / y que sostiene la masa / y el grito / del ave nocturna” (Serenidad). Una forma de investigación y conocimiento más allá del juego esotérico: “Que yo miro el dedo / pero tú miras / más lejos” (Destino).

Los mitos tienen forma de relato y así se construyen las cartas del tarot: “Éramos niños / que no sabíamos de nada, / y luego llegaba él / cargado de velas: / brincar por la cara. / Tú le tenías miedo. / Yo nunca le miré a los ojos” (Bufón); “No te deseaba. / Tú viniste y yo no te deseaba. / Como no se desean las pesadillas. / Como no se desea un tiro en la frente” (Hallazgo). Intuimos lo terrible de los arcanos: “A veces ataca por la noche, / cuando dormimos enredados / entre nudos que ya se fueron. / Sube hasta el centro del cráneo / y golpea con un martillo: / busca danzando fuego” (Morriña). La forma en la que se van desarrollando dibujan, nunca mejor dicho, una laberíntica síntesis de emociones, deseos y miedos: “Un pie que se quiebra / por el peso de las cosas / que no suceden. / Cuando venga corriendo, / saltando el agua, / le abres la puerta / pero nunca se queda” (Dicha); “Que vengan todos los demonios / que nos lleven hasta su garganta, / que nos roben los jardines / sacando la lengua. / Yo grito y Ella llega” (Victoria).

A veces son reconocibles las figuras, las dibujadas, como la escalera del palacio de Sintra en El caos (“Geométricas agujas / con un emporio de alas / y un árbol que sopla / figuras sin ojos; / el delirio de una noche / que empieza a dar la vuelta / como cabezas ocultas”), o las figuras ancestrales del Tarot tal como lo conocemos: “Dentro de la semilla / –aunque no lo ves / créeme– / las hojas, / las ramas, / el viento / y el pájaro” (El Mago). Siempre hay una sabiduría atávica que atraviesa los mitos de los que aprendemos: “Así con paso de soldado que aprendió a caminar, / y el puño escondido” (Fuerza); “Y nos contaban / que el pájaro su espanta / y tiembla sobre el hueso; / pero tú escuchas ahora / el hambre de la noche / en las alas del pájaro / que no espanta / y que buscas / pico en el árbol. / Ojo en el suelo” (Golondrina).

En el fondo, es un juego de ocultaciones (“No me ves, / porque me oculto en el oído / de lo que se mueve despacio / y en el crepúsculo / que gobiernan los insectos. /…/ Y en los sótanos con una luz / que palpita en la frente / yo juego / con los miedos de los niños / y con la mosca de oro”, Espectro) y de revelaciones (“Llega con patitas de uñas largas, / cuando descansas pero permanecen / los ojos abiertos: / y se clavan / una a una. / Nadie escucha su vuelo, / pero te observa dormir. // Y aunque tus pies lleguen a donde termina el mundo, / ella tiene hambre, / como sucede con los mitos. / Te perseguirá / hasta los rincones oscuros / y allí te verá caer; / con la torpeza de un niño”, La Duda). Es un juego más allá del propio juego, es una adivinación en la que cada lector sabrá encontrarse entre los versos. Aquí entre los vivos como en los cielos:

“Sobre la mano pálida

y vieja como los dioses

cuando fueron inventados” (Luna gris)

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