jueves, 2 de mayo de 2024

Reseña de Damaris Puñales Alpízar: ‘No vine a hacerme la inocente’. Liliputienses. 2023

 NO VINE A HACERME LA INOCENTE


Damaris Puñales nació en Matanzas (Cuba) y es profesora en la Universidad Case Western Reserva de Cleveland (Ohio). Libros de crítica literaria. Beca Fulbright. Este es su primer libro de poemas. La primera parte toma la versión en inglés, I won’t play innocent, para posicionarse dentro de una honestidad brutal en los poemas que le servirán para analizar una relación: “Al principio fue el verbo, / la palabra que no supe conjugar mi vida / el camino que troqué para el silencio /…/ Al principio fue Dios, / pensándome / con un amor que no entendí”. Lo conflictivo se especifica rápidamente: “En la última de nuestras guerras estábamos en bandos contarios / equivocados. / No supimos desertar a tiempo para salvarnos / La última batalla está por comenzar”.

La perspectiva es a veces, generacional: “Mis amigos de infancia / son hoy estos señores calvos de panzas prominentes, / estas señoras de pelo teñido / con hijas e hijos ya grandes”; “¡Cuánto hemos cambiado, / Wayne! // No te reconocerías / manejando un Mustang /…/ Por esos pasas de largo / mientras te busco por estas praderas / de asfalto” (Por las tierras de John Wayne).Incluso con vocación general, porque “the poetry is still the same bad shit”. Describe con acierto la rutina y el tedio en poemas como El día no comienza…; “Soy la que quedé parada en el andén / mientras todos los trenes partían” (Pero el tren que parte):; “Desde mi cuarto / soñé rostros reales, / construí amigos que no existen”.

Asistimos a un desgarro personal más allá del final de una relación:  “si mi suerte pudiera estar / en las cartas del tarot / o en la profecía de una galleta china / no tendría sentido entonces / despertar cada día poco antes de las seis de la mañana / preparar desayuno /tomar café / husmear por las ventanas en busca de la primavera. / Pero persisto en romper galletas / en busca del significado oculto” (Tarot). Para acabar con frases de resignación: “Nunca seas pobre en Dubái”; “La supervivencia / tiene la forma de un pañal sucio / tirado en la acera” (Tajo); o citando a Gertrud Stein: “Una casa / es una casa es / una casa es una / casa / es”.

Rituales del fuego es la segunda parte donde interacciona con el lenguaje  y su capacidad expresiva: “Quemar la palabra, / pero no la voz”; “La palabra quema / el fuego sin metáfora”; “La palabra persiste terca / entre las cenizas / resiste al fuego / mantiene su dignidad de palabra escrita”. Es una declaración de intenciones: “Después del fuego / las cenizas. / Escarbar entre los escombros: / si algo queda / entonces el poema”. Continúa en la siguiente sección, Entre paréntesis, “Cada texto es solo el texto que cada lector lee”. Se cuestiona la función de lo escrito: “solo esto tengo / murallas de libros que aún no leo / que me acompañan y amparan. Y esperan”; “Estas palabras frenan dichas antes. / Otros los han escrito por mí. / ¿Dónde están los que he susurrado / los que pude haber gritado / pena callé?”. También relaciona con lo más político de los discursos: “Pero ya es sabido que las tierra prometidas / no existen”; “Me da risa / la izquierda de este país / haciendo revolución sobre los muros de la ciudad”. Sin embargo, y utilizando de nuevo el inglés, concluye que “It’s your saliva / creating a wet road / discovering a new geography / for pleasure” (Language of love).

Continúa con la lista de cosas pendientes, To-do-list, es la puerta abierta al porvenir: “Escribir es clave / para que nadie nos entienda, / como esos artículos académicos /…/ La poesía no cambiará la vida / como tampoco esos artículos académicos”. Son actos cotidianos que forjan un carácter: “Coleccionas piedras / como quien quiere construir un camino”; “Hacer la cama en la mañana / es un acto subversivo”.

Termina el poemario con una serie de Poemas rusos dedicados para Anna Ajmátova. Abre el abanico de temas y tonos: “Llega al bosque como quien llega al mar, entregarse”. Aprovecha con acierto las connotaciones de cómo llega la literatura rusa al castellano: “Sentarse antes de partir / como si nuestra madre  fuese rusa / y algún dios eslavo / protegiese el viaje”. O rememorar algún pasaje célebre: “Todos los pueblos pequeños son iguales / pero este paisaje / se escribe en otro idioma /…/ Todo pase como en la transfiguración / de un sueño / del que nos bajaremos / en la última estación”. A pesar de tener todo  el libro un mood de tristeza, surgen, como gemas, otros más luminosos: “Llega. / El vino suple el amor en este poema. / Y todo es literal”; “Davai / todo cabía en una sola palabra”. Precisamente esa palabra, davai, es la forma coloquial para incitar a realizar algo. Este es un poemario maduro, lleno de sentimientos sin caricaturas, donde la autora muestra el proceso de ruptura, el proceso de escritura y se abre al futuro: Davai

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