miércoles, 2 de enero de 2019

Reseña de Sandra Sánchez: ‘Poemas del frío’. Heracles y nosotros. nº 21. 2018


“Más allá de mi cuerpo no soy yo”

Resultado de imagen de sandra sánchez fríoEsta intensa plaquette es el segundo asalto de la poeta Sandra Sánchez. Se inicia con unas citas de Morante y Pizarnik, lo que nos da una pista de los derroteros estéticos entre los que se van a mover estos poemas del frío. El ambiente impregnado de existencialismo (“Sólo soy Sísifo cargando piedras, un esclavo / que construye pirámides a fuerza de látigo. / Más allá de este cuerpo, sólo otros cuerpos / sin mí”, Más allá de mi cuerpo), de contemplación de la vida como un lugar inhóspito en el que se desarrolla la vida humana (“Mañana al despertar, será otra vez otoño / en este cuerpo, / y volveré a pasear entre las hojas / y volverá la lluvia y los recuerdos”, Hay otoños que no acaban nunca), en la que el amor y la pena se van dando la mano y donde los paisajes son apenas intuiciones de la nada de donde venimos (“… Hoy a su vida no le ha pasado / nada. Sólo ha pisado una lombriz”, Nada) y del final que nos arrastra irremediable: “Vienes de los poemas del frío, / de más allá del horizonte de la entrega / y de los acantilados de la herida. / Del otro lado de la Estigia, del país / de los versos que nadie recita” (Los poemas del frío).
                No deja, sin embargo, de apuntar un recurso a las emociones (“¿No te has parado nunca a contemplar / cómo te nace una lágrima ¿Cómo / sube la marea a la orilla de tus párpados / y se desborda?”, Nacimiento y muerte de una lágrima) y de igual forma al humor negro (“Se pegó un tiro / (De alguna manera había / que matar el hambre.)”,  “Y al séptimo día / desapareció” (A-Dios). Identidades es mirada sentimental de crítica social sobre la prostitución de inmigrantes.
                Conjura Sandra Sánchez el pacto faústico de Goethe: luz, más luz, de una cerilla, de lo sublime a lo cotidiano: “Y ni uno solo  de los versos del poeta / pudo competir con su tañido” (Un poeta legó sus versos en una tarde). La desesperación ante lo mudable de la vida se enfrenta a la lucidez y la aceptación de los cambios (“Con los años, aquella mariposa / de nuestra juventud / se ha convertido en arrugada seda / que acabarán comiendo los gusano”, Metamorfosis), porque, en el fondo, “Somos de mentira, solo somos por afuera / somos plástico, careta, marioneta” (De mentira).  Sin embargo, hay mucha verdad, incluso autobiográfica en estos versos: “He visto a la muerte / agarrada del brazo de mi madre /… / (Y mi madre –sin saberlo– se apoyaba / en su guadaña” (Siempre la vida). Y mucho de empeño en no doblegarse, de pequeñas tretas para engañar a la muerte: “Inventamos el ruido / para no escuchar en el silencio /  los pasos sigilosos de la muerte /… acercándose” (Atronador); “vence siempre la vida en el Recuerdo” (Siempre la vida).
                Más que de reproche, Sandra Sánchez, utiliza un tono de comprensión hacia la ausencia de Dios: “Que hay un dios que es un árbol milenario” (Dios); “Ese Dios es un árbol fatigado / que reposa en silencio, / y yo me siento a su sombra / y le digo « / (necesito que me hable) / … / Para una lengua muerta” (Dicen). Sé que hay ángeles es un recuerdo a los ausentes que siguen estando: “Y no es cuestión de fe; lo sé porque una vez yo / nací de uno” (Lo sé).

                Reencuentros sale del yo para describir al Otro, “me lo encuentro cada día muy temprano; / chaqueta raída encima de los hombros, /… / Y aunque ya es costumbre que esté allí, / no sé por qué me desconcierta su presencia; / como ese trasto viejo / que aparece un día –por sorpresa– en un armario / cuando buscamos otra cosa”
                Aspira a que los versos cambien el destino que la margarita deshojada niega.

1 comentario:

  1. Una alegría comenzar el año con tu reseña a mi plaquette, Javier. Gracias!!

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