martes, 13 de junio de 2023

Reseña de Ernesto Frattarola: ‘La vida oculta’. AdVersus, 2022

La Vida Oculta (libro del 2022). Escrito por FRATTAROLA ERNESTO. ISBN  9788419343352 | La Vanguardia


La trayectoria de Ernesto Frattarola, Herido mármol (2014), Uno (2015), Cuarto menguante (2018), presenta una voz muy personal en el panorama poético especial. La que consigue mediante los mínimos elementos conmover a través de la mirada que se asoma a lo más profundo de las emociones. Este La vida oculta está dedicado al futuro, ese que se compone de pequeños retazos, como los que la señora que limpia la oficina conoce: “La señora que limpia la oficina / sabe mucho de mí. // De noche y en silencio, / protege mis secretos y los mezcla con otros materiales de desecho” (Alba). Los retazos que vamos recomponiendo en el recuerdo a base de eliminar, retorcer y limar: “Borramos nuestras huellas / con el agua caliente y su violencia /…/ La memoria es mentira y transparencia” (Vajilla).

No es la de Ernesto Frattarola una poesía complaciente, puede destilar la más descarnada acidez: Quince horas cada día, / ignora por completo nuestra vida // Como un mueble en desuso, / como un muerto lejano, / envuelta en algodón / la gata duerme /…/ La miro fijamente. // Imagino / mil formas diferentes de matarla” (Dios). Los poemas van desgranando sutilezas que se confunden en la Bruma (“Hay una casa en la niebla y es la nuestra /…/ o tal vez descubres que es verdad / nosotros es la niebla”); que están habitadas por espíritus (“Los fantasmas ocupan el trastero / respirando despacio y en secreto / la oscuridad y el humo”, 20,5oC); que ocupan los más minúsculos rincones (“El universo es el hueco de una cerradura. //Dejo la llave dentro para ocultar el mundo, / y al mismo tiempo abrir la posibilidad. // La casa es el lugar del que marcharse”, Dintel).

El paisaje que el poeta habita está lleno de emociones radicales: “El dolor en racimo” (Cepa); “Cobardía de abrazar el dolor / solo si se presenta /…/ Nunca la posibilidad / de que el hijo se muera” (Pragma); “Solamente un destello / los separa: / la maldad y el deseo se confunden. // La maldad y el deseo son deseo” (Alquimia); “También es una muerte /…/ Cómo decirte que ya no te quiero” (Pésame). Los poemas son, precisamente, como bruma: expresiones simples, frases sueltas que, de repente, se despejan y aparece, de golpe, el tema del poema, como acierta a definir en Lazo: “Deshacer el nudo es también romperlo”.

Formalmente los poemas discurren por cauces que dotan de musicalidad sin que interfieran en por su destreza en el fondo del tema. Puede componerse a base de haikus, sin que sea la estructura la protagonista: “Cuando haya muerto, / los dálmatas sabrán / donde cavar” (Dálmatas). La Huella –título de una de las secciones– es, en parte, la manera en la que tenemos de plasmar con palabras la realidad y la experiencia: “Abro la puerta y miro / este poema ha nacido muerto. / No hay nada que decir pero lo digo /…/ Soy un pequeño dices que se arrepiente / del lunes y del sábado. / Y el domingo descansa. // Y el lunes se levanta y se arrepiente” (Génesis). Una huella cotidiana que se compone de sufrimiento y de belleza: “El almuerzo de hoy. / El comedor. / El llanto. / (La comida es tristeza o conduce a la tristeza). // La depresión de tu madre)” (Hábitat).

Además de esa recreación por la escritura, los ejercicios cotidianos ayudan a recomponerse: “Diez mil pasos al día / acaban con las ganas de llorar” (Pulso). Como ayuda también las imágenes y los presentimientos: “Imagínate al diablo en una isla. / Envejecido y solo, como tú” (Lava).

“Mi cuerpo es una grieta

No soy más que un andamio envejecido,

un cuerpo deshaciéndose por dentro.

 

Ya no soporto ni mi propio peso.

 

Caeré. Y cuando caiga,

esto que fue sostén será colchón,

refugio para que no podáis dormir

cuando yo duerma” (Columna)

Como no podía ser de otra manera, la última parte se titula Síntesis y condensa esa sensación de inquietud vital, de existencial angustia que contagia todo el volumen como aguas subterráneas.

“Mi vida es un epílogo.

He tenido dos hijas.

No heredarán la culpa ni el ejemplo.

 

Fui feliz. Estuve solo. No sé.

A veces siento ganas de enfermar,

para tener motivos

Me aniquila el deseo.

Quién me recordará.

Por cuánto tiempo” (Síntesis)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario