Nerea Riesco es más conocida como novelista: La ciudad bajo la luna (2022); Los lunes en el Ritz (2018); Las puertas del paraíso (2015); Tempus (2010) ; El elefante de marfil (2010); Ars Magica (2007); El país de las mariposas (2004). También ha cultivado la literatura infantil. Este Desnuda y en lo oscuro es su única incursión en la poesía y fue editada por primera vez en 2011 (Anaquel). Cuenta con las ilustraciones de Juan A. Torres.
Como ya se avanza con el título, son poemas de contenido más que amoroso, sensuales y eróticos, incitando a la imaginación más que provocando: “es una suerte / que yo naciera cóncava / y tú convexo” (Haikus); “entonces te confirmo entre los labios y / -como ánfora del marino a la deriva- / reservo el sabor a sal que me derramas” (Sabes a sal). La técnica se asienta en las referencias más sensuales (“Soy pan / te espero impaciente / envuelta en tela de hilo”, Ser pan); “Plena de almíbar / la soledad vacía / entre mis piernas”, Haiku III) más que en reflexiones sobre el deseo, que también estás presentes: “El placer vigila / en la frontera de la piel que habito” (El placer vigila); “Creo que me amo, / amor,/ en el reflejo marmóreo de tus ojos” (Creo que…); “Me ha despertado el sonido de tu tristeza / la zozobra de mi ausencia entre tus sábanas” (Soy tuya). Entender la entrega como un momento místico: “Ahora el verbo se hizo tu carne / tibia / sacramental / sanadora del alma” (Hazte verbo).
La segunda parte, En lo oscuro, aborda la ausencia, el final del amor, la memoria y el sufrimiento: “Lo que recuerdo / es el mes de diciembre / las hojas desmayadas fermentándose en el légamo / y las gotas de lluvia / como tímidas lagrimitas / lamiendo zapatos” (Recuerdos de ti); “Mañana en la mañana / cuando se haga real tu infinita ausencia / acunaré nuestros recuerdos / en el hueco de mis manos”. Como en cualquier proceso de duelo, hay momentos de negociación, de supervivencia y de vuelta a la nostalgia: “Ahora sé que todas las historias del mundo / ya existían donde tú existe / ese lugar en el que estarás escribiendo / las palabras que faltaban de mi” (La marca laca de tus uñas). Y, por supuesto, de reproches: “Devuélveme los días con sus noches / el peso de mi ausencia en las esquinas” (Te odiaré hasta la muerte) para llegar a un punto de equilibro que rescate lo mejor de la relación: “Seguro que en este punto / ya alcanzaría a saborear / la pena por lo que no fuimos” (Por ejemplo).
Un poemario digno sobre los temas universales del amor, el deseo y la pérdida.
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