El prólogo de Alberto Buitrago resalta la importancia de durar 5 años en el mundo de la edición para el proyecto a la vez que destaca el valor de la editorial en el paisaje de la poesía española. Los poetas están ordenados según las colecciones. La antología pone de relieve la diversidad de enfoques, que van desde el verso más ortodoxo al más surrealista, de temas, de formas de entender la poesía.
Comienza la granate con Azucena Couso: “no quiero hacer mi vida en las ramas de tus ojos / y guarecer el alma en tu pequeño cielo” (Noviembre azul); “No, no es el mismo río / ni son los mismos pájaros. / Solo nosotros parecemos igual”. Sara Bárcenas: “No quiero que se me haga tarde / antes de poder salvarte de la eternidad / de estos días tan raros en los que la verdad pesa tanto”. Carmen Yáñez: “¿qué sabrá el pequeño futuro que crece ignorando / las señales que dejamos alguna vez en la piedra, el árbol, la pared vecina al corazón?” (¿Qué sabrá el futuro de lo nuestro?). Alberto Pérez Berciano: “Esta tarde me ha llegado su recuerdo / de repente. / Si pudiera le diría tantas cosas. // Cumplía años el mismo día que yo” (Quince años). Pablo Trabadelo Vilabrille: “–El mundo / es un fuego y ordeno la baraja / inflando lavanda y el vino / alivia la sed y vence / nuestra fuerte regia es / la postrera victoria” (Dos jubilados conversan). Alicia Rosa Fernández: “Tanto esfuerzo, tanto dolor / por vivir, por continuar. / Por permanecer / en algún verso” (Murallas).
Elena Sánchez Rodríguez: “A la hora precisa nos despedimos, / al caer la muerte con la tarde, / cumplida la vida, agotadas las ganas, / como nunca hice, madre, / te suelto sin miedo las manos". Justo Braga: “Ojalá supieras que he vuelto para verte, / que voy y vengo, / de la verdad / a la vida, / de lo que fuimos / a los infiernos”. María Lorente Báez: “Baliarme, masticando laurel, / el agua. / Y, en lugar de incienso, / quemar mondas secas / de pomelos y naranjas”. David González Lago: “No somos cotidianos, / tampoco extraordinarios, / pero estamos dispuestos / a devorar el mundo”. Angélica Morales: “Siempre es grato olvidar las razones que pastan dentro de la sangre, / caminar con el rumbo ido / y renacer”. Juan C. Galán: “Ese de la pantalla soy yo, / la persona que nunca he sido”.
Noemí González: “leo poemas / de Silvia Plath / sobre la muerte / mientras el huracán / amenaza fuera”. Enrique Serrano: “Lo hubieran comprendido de no ser / por el viejo cristal que te absorbe indiscreto”. Rosario Troncoso: “Ayúdame a regresar a casa para morir y arrancarme de los mares esto en lo que me he convertido”. Un servidor justo después. José Manuel Seriego: “En el trastero / se está transformando la / ciudad que habito”. Victoria Jiménez: “Me basta así: / sé un presente continuado, / sin proyecciones en un futuro lejano, / desarmada de un silencioso pasado”. Juan Ignacio González: “La nada no se escribe –no decías– y era cierto, / bastó esta triste soga que me ató a tu silencio”. María del Carmen Sánchez Álvarez: “Vida y juegos me enseñaron / el rigor de los sueños / que aún ahora / aparecen en verano”.
La colección amarilla la componen David Fueyo: “Y así rumiamos veranos atrasados, viejos logros, / poemas escritos en la arena, / alejados de todo y de todos a nado”. MRG, Miguel Ángel Romero García: “Sigue mi alma de árbol esparcida por las calles; / títere con hilos de azar, / como si el viento, una tarde de domingo, me confundiría con los ojos / jugando a ser Dios”. Rosalía Oliva: “Y más amargo el trago amargo, / y más patético el adiós, / que no hay orillas ni riberas / ni nadie para despedir”. Emilio Amor: “Apenas sabe leer las líneas de la mano, / posee la lírica de las estaciones / y la sabiduría del sepulcro”. Alfonso García Rodríguez: “De una orilla / a la otra. / En una soledad mayor / incluso / que la nuestra” (Caronte).
Alberto Buitrago: “Concluido, por fin, el estado de alarma, se decreta en todo el territorio de su piel el estado de amarla”. Marcos Tramón: “Abrázame fuerte, ríe / abiertamente como / si el mundo fuera nuestro, / todo nuestro”. Cristian David López: “Tu voz mece mi alma / y la oscuridad en mi vida”. Andrés Gutiérrez Termiño: “Busca el astronauta / hijo de su tiempo”. Francisco José Martínez Morán: “Sé la luz entre la luz, no más que la luz / sumida en el color del brillo eterno”. Yasmina Álvarez Menéndez: “O caducará de oficio y no hará falta / que los tribunales de la inercia y el olvido nos sentencien. / Nuestra propia renuncia será nuestra condena”. Paula Fernández Miranda Marín: “Lo que más me dolió / fue descubrirme a mí misma haciéndolo”.
Isabel Gutiérrez Novo: “Qué cómoda la coherencia del invierno en mi piel y el calendario, / cuando las tinieblas alrededor no dejan ver la sombra que me persigue”. Ángela Álvarez Sáez: “Tengo miedo de morir esta noche / y no encontrar el camino / corredero para marcharme”. Alicia Louzao: “No visitar el agua y dejar la ropa en las cuerdas como la promesa de alguien que no se fue del todo”. Amanda Sorokin: “No arrasa las ciudades ese fuego que imaginas, / nada que emerja de ti puede enterrar civilizaciones”. Carmen Cabeza: “Primavera en mis libros, como entonces, / un estallido imperceptible / de cerezos en flor…”.
La colección Baxamar nos trae libros en asturianu, como los de Isabel Gutiérrez Novo: “Volveremos a abrazar a desconocidos / una noche cualquiera de karaoke y nube /…/ y qu’un día, / lluevu, / vamus tar muertos”; o Alfredo Garay: “Hai un charco nel suelo / aunque tas endeintro casa”.
Pleamar incluye a Carlos Iglesias Díez: “Echarte de menos no es algo que pueda definirse”. Juan Ignacio González: “Haré con ello versos, tal vez pueda, / amortiguar el paso de los años”. Y, por último, la Miscelánea con Marina Serrano: “Para ser madre, / me atraparon la luna / igual que se pierde / un diente de leche”.
En estos cinco, ya seis, años César Santiago/Pascual Ortiz ha conseguido reunir poetas consagrados con una larga trayectoria y jóvenes promesas que se inician con su primer proyecto, aunque pasen ya de la edad de los premios para jóvenes. Algunos de los fichajes están resultando ser figuras que marcan el momento poético en el que vivimos. Mucha suerte y muchísimas gracias, no solo en lo personal, a BajAmar. Que la marea se propicia.
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